BOGOTÁ D. C., 10 de marzo de 2020 — Agencia de Noticias UN-
Según su adaptación al fuego, los ecosistemas se clasifican así en todo el mundo: “independientes”, cuando el fuego no tiene un rol significativo en su dinámica; “dependientes”, cuando su flora y fauna están adaptadas y dependen del fuego; “sensibles al fuego”, en los que flora y fauna no adaptada no puede responder ante los incendios, e “influenciables por el fuego”, que son una mezcla entre los dependientes y sensibles.
Así lo asegura la ingeniera forestal María Constanza Meza, del grupo de investigación en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Ecolmod) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), y agrega que “en Colombia falta mucha investigación respecto a las dinámicas ecológicas, pero ya existe información disponible que permite establecer estrategias y una forma integral de manejar el fuego en cada una de ellas”.
Actualmente el Ecolmod lidera el proyecto de ley 221 de 2019, por el cual se establecen lineamientos generales para el manejo integral del fuego, un proceso social orientado a la formulación, la ejecución, el seguimiento y la evaluación de políticas, estrategias, planes, programas, regulaciones, instrumentos, medidas y acciones permanentes para el conocimiento del fuego, la reducción de incendios forestales y el manejo de áreas naturales afectadas.
“En los territorios tuvimos contacto con diferentes comunidades campesinas interesadas en los incendios, ya que cada año deben lidiar con varios de ellos. Identificamos que aunque tenían conocimientos muy básicos sobre las causas y cómo actuar ante la emergencia, las interacciones ecológicas posteriores al incendio –como la recuperación de la flora y la fauna– era un tema completamente desconocido para ellos”, aseguró la investigadora.
Vacíos normativos
Según los investigadores, existen vacíos normativos en el uso del fuego por parte de las comunidades, como por ejemplo la Resolución 532 de 2005, “por medio de la cual se reglamentan las quemas de actividades agrícolas y mineras” pero no incluye las actividades silvícolas, como plantaciones forestales ni actividades ganaderas, lo que deja un campo de legalidad para ciertas actividades, y de ilegalidad para otras.
La ingeniera forestal detalló que “en las plantaciones forestales se tiene que implementar un manejo del fuego mediante quemas prescritas o barreras cortafuego para reducir las cargas de combustible, ya que uno de los mayores riesgos de inversión –y que afecta el patrimonio de los empresarios o agricultores– son los incendios forestales que queman toda la plantación”.
Las quemas deben obedecer al “régimen del fuego”, que tiene como parámetros la frecuencia del incendio, que varía según el ecosistema, el tiempo y la forma, para que este se mantenga saludable y en equilibrio.
Por eso el grupo de investigadores plantea la implementación de la Mesa Nacional Asesora de Manejo Integral del Fuego, compuesta por la institucionalidad y la academia en el marco del proyecto de ley, y mediante la cual se puedan definir y mejorar estrategias, como por ejemplo las distancias de quema, las cuales indican a cuántos metros de un cuerpo de agua o zona de infraestructura se pueden generar de manera controlada.
“Es muy importante que la ciencia se vincule a estos procesos, porque el conocimiento aporta para que se tomen decisiones correctas. No es lo mismo implementar esas estrategias en la Sabana que en la Orinoquia colombiana”, señaló la investigadora Meza.
Complemento legal
Aunque en el país existen las leyes 1523 de 2012 y la General de Bomberos de Colombia, complejas y completas en abordar el fuego, el proyecto de ley pretende complementarlas con el argumento de que el fuego va más allá de la gestión del riesgo, pues tiene un rol importante en el equilibrio de los ecosistemas.
Este proyecto de ley fue radicado por el representante a la Cámara Mauricio Toro y tendrá su primera ponencia ante la Cámara de Representantes, en el Congreso de la República, en los próximos días.
Fuente: agenciadenoticias.unal.edu.co