domingo, 19 de enero de 2020

Zapata y la revolución… sexual



- La Historia Jamás Contada -

La airada reacción provocada por el cuadro del pintor Fabián Cháirez titulado LA REVOLUCIÓN, en una muestra de su obra en el Palacio de las Bellas Artes de la CDMX, entre un grupo de campesinos “zapatistas” que llegaron a confrontar violentamente a quienes simpatizaban con él, dejó patente algo que ya había advertido hace unos años un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, y es que los mexicanos en general no tienen una mentalidad tan progresista como suponemos.

Ni siquiera –o, tal vez, comenzando por- los que se consideran “de Izquierda”. Algo que tampoco es nada nuevo para quienes conocemos el medio universitario, como nos quedó muy claro a un amigo y a mí en 1983, cuando un entonces estudiante de Derecho, ahora distinguido académico, nos aseguraba con toda seriedad que “la homosexualidad se daba entre la burguesía y el lumpen, pero no entre obreros y campesinos” (¡!).

Sí, aún persiste entre los disidentes ilustrados, una mitología homofóbica fácilmente rastreable hasta las encendidas peroratas del clero –o su equivalente- más reaccionario, perfectamente comprensible quizá hasta los años ’60, pero… ¿ahora, tras cinco décadas completas de investigación desprejuiciada y activismo a favor de la DIVERSIDAD SEXUAL?

En esto de los “izquierdistas puritanos”, hay una excelente película española de finales de los ’70 que plantea cómo pueden sabotearse proyectos políticos progresistas introduciendo (falsos) dilemas morales. Se trata de EL DIPUTADO, de Eloy de la Iglesia, protagonizada magistralmente por José Sacristán, que tuve el gusto de ver en 1980, siguiendo una recomendación que escuché en Radio UNAM, también de grata memoria. No se las cuento: véanla, seguramente les sorprenderá por su actualidad.

Volviendo al tema del “linchamiento moral” en grado de tentativa contra el pintor y los funcionarios que seleccionaron el cuadro para la muestra y también para la promoción de ésta en los medios, resulta que si uno mira con atención, las facciones del jinete NO son las del general Zapata, siendo obvio que su propio inconsciente les jugó una mala pasada a quienes se dieron por ofendidos. Su exagerada reacción bien podría ser interpretada como un mecanismo de defensa frente sus propios conflictos no resueltos en materia de GÉNERO.

Pero aún queda una cuestión más importante: la de por qué la necedad de negar a los personajes ilustres una SEXUALIDAD, que sin duda tuvieron como seres humanos, y que necesariamente debía manifestarse con la misma diversidad que ocurre con el resto de los mortales. ¿Por qué, entonces, desexualizarlos dogmáticamente en lugar de informarse sobre sus características, identidad y preferencia en este aspecto fundamental de la existencia? ¿Qué sabemos en realidad de ellos, más allá de los estereotipos oficiales y oficiosos -como los eclesiásticos- con que nos son presentados?

Si vamos, por fin, a desacralizar a los héroes bajándolos de su pedestal de “santos”, hagámoslo consecuentemente restituyéndoles toda su compleja REALIDAD humana, pues siempre nos resultarán más simpáticos –en el sentido literal de la palabra- y comprensibles que los  personajes hieráticos y acartonados de la Historia Oficial.

¿NO LO CREEN USTEDES ASÍ?




Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad  Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los  comportamientos sociales.

Imagen: Internet