- La Historia Jamás Contada -
La airada reacción provocada por el cuadro del pintor Fabián
Cháirez titulado LA REVOLUCIÓN, en una muestra de su obra en el Palacio de las
Bellas Artes de la CDMX, entre un grupo de campesinos “zapatistas” que llegaron
a confrontar violentamente a quienes simpatizaban con él, dejó patente algo que
ya había advertido hace unos años un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, y es que los mexicanos en general no tienen una
mentalidad tan progresista como suponemos.
Ni siquiera –o, tal vez, comenzando por- los que se
consideran “de Izquierda”. Algo que tampoco es nada nuevo para quienes
conocemos el medio universitario, como nos quedó muy claro a un amigo y a mí en
1983, cuando un entonces estudiante de Derecho, ahora distinguido académico,
nos aseguraba con toda seriedad que “la homosexualidad se daba entre la
burguesía y el lumpen, pero no entre obreros y campesinos” (¡!).
Sí, aún persiste entre los disidentes ilustrados, una mitología
homofóbica fácilmente rastreable hasta las encendidas peroratas del clero –o su
equivalente- más reaccionario, perfectamente comprensible quizá hasta los años ’60,
pero… ¿ahora, tras cinco décadas completas de investigación desprejuiciada y
activismo a favor de la DIVERSIDAD SEXUAL?
En esto de los “izquierdistas puritanos”, hay una excelente
película española de finales de los ’70 que plantea cómo pueden sabotearse
proyectos políticos progresistas introduciendo (falsos) dilemas morales. Se
trata de EL DIPUTADO, de Eloy de la Iglesia, protagonizada magistralmente por
José Sacristán, que tuve el gusto de ver en 1980, siguiendo una recomendación que
escuché en Radio UNAM, también de grata memoria. No se las cuento: véanla,
seguramente les sorprenderá por su actualidad.
Volviendo al tema del “linchamiento moral” en grado de tentativa
contra el pintor y los funcionarios que seleccionaron el cuadro para la muestra
y también para la promoción de ésta en los medios, resulta que si uno mira con
atención, las facciones del jinete NO son las del general Zapata,
siendo obvio que su propio inconsciente les jugó una mala pasada a quienes se
dieron por ofendidos. Su exagerada reacción bien podría ser interpretada como un
mecanismo de defensa frente sus propios conflictos no resueltos en materia de GÉNERO.
Pero aún queda una cuestión más importante: la de por qué la
necedad de negar a los personajes ilustres una SEXUALIDAD, que sin duda
tuvieron como seres humanos, y que necesariamente debía manifestarse con la
misma diversidad que ocurre con el resto de los mortales. ¿Por qué,
entonces, desexualizarlos dogmáticamente en lugar de informarse sobre sus características,
identidad y preferencia en este aspecto fundamental de la existencia? ¿Qué
sabemos en realidad de ellos, más allá de los estereotipos oficiales y oficiosos
-como los eclesiásticos- con que nos son presentados?
Si vamos, por fin, a desacralizar a los héroes bajándolos de
su pedestal de “santos”, hagámoslo consecuentemente restituyéndoles toda su compleja
REALIDAD humana, pues siempre nos resultarán más simpáticos –en el sentido
literal de la palabra- y comprensibles que los personajes hieráticos y acartonados de la
Historia Oficial.
¿NO LO CREEN USTEDES ASÍ?
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey)
es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: Internet
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