- La Historia Jamás Contada -
El reciente artículo de mi amigo Abel Pérez Rojas acerca de
Filosofía y OVNIS, plantea una cuestión capital en cuanto al Conocimiento, NO como
producto ya terminado sino como algo todavía por construir, noción aparentemente
olvidada en el medio académico, donde la Enseñanza o incluso la Investigación están
virtualmente determinadas por un corporativo docente y/o administrativo cuyas
razones, si existen, son incognoscibles y sus decisiones, inapelables.
Pero sobre este autoritario telón de fondo institucional,
siempre habrá hechos, ideas o inquietudes que al quedar excluidos por principio,
nunca serán objeto de una discusión adecuada por parte de gente entrenada y
calificada, sino pasto del tratamiento superficial y desinformado de la cultura
de masas, que con todas sus distorsiones, irán abriéndose camino hacia el
imaginario social, donde ya como creencias incuestionadas, normarán no sólo
actitudes y comportamientos, sino hasta el mismo proceso intelectual de los individuos.
En el caso particular de los OVNIS -en inglés, UFOs: Unidentified
Flying Objects-, intrigante fenómeno que hasta la fecha no ha podido ser encuadrado
y, mucho menos, explicado fehacientemente por alguna Ciencia en particular –excepto
tratándose de casos de fraude evidente-, lo que masivo-culturalmente sabemos de él no son sino
simples conjeturas que, a falta de un proceso formal de demostración, han
pasado a formar parte de nuestro moderno acervo mitológico.
Por ejemplo, eso de que son naves provenientes del Espacio,
la “clásica” explicación sostenida under the counter por la Fuerza Aérea de los
Estados Unidos con fines de control de masas durante la Guerra Fría, era ya un argumento
asimilado por la población cuando menos 50 años antes. (Por eso incluso hoy, no
es extraño ver a un… ¡astrónomo! en cualquier mesa “seria” de debate sobre el tema,
aportando lo que no sabe de éste, pues -añado sarcásticamente- ¿cuándo cursó las
respectivas asignaturas de OVNIS I, OVNIS II, OVNIS III… durante su
especialización en Astronomía?)
¿Qué es entonces o, cuando menos, dónde encuadrar el fenómeno, tal como se manifiesta,
con todas sus incongruencias, contradicciones, absurdos, divagaciones,
ensoñaciones (¡sí) y lindezas parecidas, tan irritantes para el científico académico acostumbrado
a tener todo bajo control? Además de que cualquier reporte o experiencia OVNI
genuinos, con poco que se profundice, comienza a dejar de ser la descripción de
un hecho puramente objetivo para transformarse en una expresión de la subjetividad
del testigo, a veces con tintes patológicos, como en el hecho socialmente
existente de los “cultos de OVNIS” que señala Abel en su artículo.
El campo es muy extenso aunque, paradójicamente, bastante
virgen todavía a pesar de su descomunal difusión y explotación mediática,
siendo aquí donde la Filosofía puede hacer su papel replanteándose, from
scratch, el problema mismo de su conocimiento: ¿con qué contamos para decir
algo significativo acerca del fenómeno? ¿De qué ciencias podemos valernos? ¿Dónde
y de qué manera recolectar los datos sobre los que habremos de reflexionar?,
etcétera.
En una palabra -como de A CLOCKWORK ORANGE, por cierto-,
tenemos que ponernos a FILOS-UFO-AR si alguna vez habremos de sacar provecho de
este enigmático asunto, pero filosofar de veras, con todo el rigor y aplicación
que esta actividad exige, pues de otro modo continuaremos como hasta ahora, sólo
que más CONFUNDIDOS. ¿Qué les parece?