16 de septiembre de 2019
A veces pasa
que nada pasa,
que todo está en calma,
aparente quietud,
pero estancamiento al fin.
Volteas,
ves desorden a lo lejos,
te percatas de tu comodidad
y optas renunciar al confort.
Decides ir a la búsqueda
de lo que te incomoda,
de lo provocador,
de lo que reta,
de lo desafiante.
Tomas consciencia
que siempre estás
a la orilla
de incitar algo,
como la manzana con Newton
o la paradoja del rayo de luz
con Einstein.
Por ello,
cuando crees que nada pasa
es porque te distrajiste
y te sedujo
el adormecimiento
repentino y pasajero.
Si sientes que nada pasa,
busca la manzana precisa,
la paradoja oportuna,
el fulcro indispensable,
el coscorrón inevitable,
el puyazo indicado,
la bofetada que te despierte
y te sacuda lo necesario
para ver que todo pasa
cuando crees que nada sucede.
