domingo, 7 de julio de 2019

La rebelión policial: una respuesta de clase




- La Historia Jamás Contada -

El hecho insólito de la semana fue sin duda la rebelión de un gran número de policías federales contra el úcase -del ruso указ, decreto, en época de los zares- que literalmente los trasmuta en miembros de la recién creada Guardia Nacional, con las nada halagüeñas consecuencias e implicaciones que esto tiene para ellos.

Para este momento se han elaborado ya muy completos y objetivos reportajes (como el del LINK) sobre el hecho y sus antecedentes por parte de periodistas profesionales, que balancean tanto las explicaciones oficiales como las de los defensores oficiosos aficionados del “nuevo” (¿?) Régimen.

Pero también son posibles otras perspectivas del asunto, que podría contener mucho más de lo que parece a primera vista. Entre ellas la sociológica marxista, que además le viene como anillo al dedo a un Gobierno al que muchos consideran –apresuradamente, a mi parecer- “de Izquierda”.

En primer lugar, disensiones tan sorpresivas como ésta no son desconocidas en nuestra Historia. Tómese, por ejemplo, el Movimiento de los médicos del Seguro Social de 1964, detonado por el anuncio de que ese año no recibirían aguinaldo.

En el caso de la Policía Federal, independientemente de su desempeño institucional y la calificación jurídica y moral que merezca cada una de sus actuaciones concretas a lo largo de su existencia, incorpora una característica que habría de resultar crítica: la ESCOLARIDAD SUPERIOR, coincidiendo en eso con los médicos y, sobre todo, los estudiantes universitarios en rebeldía de la década de los ’60.

La mayor información disponible, junto con el entrenamiento sistemático de facultades intelectuales como el raciocinio, por especializada que sea su aplicación, dan como consecuencia inevitable una mayor conciencia -awareness- de la posición objetiva que se ocupa dentro del entramado social, haciéndose tanto más refractario tanto al adoctrinamiento ideológico puro como al chantaje sentimental, recursos gubernamentales standard para el control o acallamiento de la protesta.

El carácter místico que suponía en los inicios del socialismo la adquisición o aparición de una “conciencia de clase” en las clases sojuzgadas, que llevaría a tantos entusiastas –“sacerdotes”, los llamaba yo- de la Revolución a crear dispositivos que la insuflaran o incluso la forzaran, como el Partido revolucionario de Lenin o cuando menos las escuelas de cuadros, fue desvaneciéndose en la medida que se “desencantaban” (Weber) la Historia y la Sociedad, al grado de que para el observador actual, resulta un proceso bastante espontáneo.

Por eso es que el fenómeno de la toma de conciencia (de clase) puede darse -y se da- en los lugares sociales menos esperados, como ocurrió cuando el llamado Movimiento de las Bandas a principios de los años 80, al cual todos los Partidos formales intentaron cooptar sin éxito.

De ahí el título del presente artículo, que seguramente escandalizaría –en el remoto caso de que lo leyeran- a izquierdistas dogmáticos como son algunos de los más vociferantes del Partido en el Poder, pero así es como se están dando ahora las cosas.

Al final es un hecho sociológico que nos permite tener una idea más exacta no sólo de la realidad, sino también de las posibilidades de la situación histórico-social por la que atravesamos, MÁS ALLÁ DE LA PROPAGANDA Y LA ESPERANZA.



Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad    Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen:  www.resumenlatinoamericano.org