Mujer, cuando abras tu boquita
que las flores no lo adviertan
robarte pueden la gracia con que lo haces
y heredarla después a sus capullos;
pero cuando cierres tus ojazos,
procura que las flores sí te admiren
pues así sabrán cerrar sus corolas y su cáliz.
Y sonríe perpetuamente
para que la alegría sea más alegre
y la vida sea más viva
y más felices la vivamos
En ti bella criatura
juega el candor y la ternura,
la dicha y la hermosura,
la línea y el color
que desparramas
en belleza, música y poesía.
Mujer, camina por doquier
a fin de que las artes
perfeccionen sus contrastes,
su cadencia y armonía..
y con tus miradas acaricia
a todo lo existente
a fin de que descubra
el porqué de su existencia
En ti mujer divina
La Ciencia eterna se recrea
y extasiada te contempla
pues eres el último renuevo
de las flores y bellezas
que preciosamente ha creado
desde la inmensa eternidad.
Pisa los prados y las flores
con tu suave planta nacarada
para que luzcan y posen junto a tí
cumplan así los fines de su vida.
La luna y las estrellas
te quieren enjoyar,
el viento con la lluvia
y el bello amanecer
te quieren adornar;
permíteles graciosa
satisfacción a sus deseos
y camina nuevamente por doquier,
para que el paisaje y nuestro mundo
comprendan claramente
que tú eres reina suya…
y de todo…
De Caridad Jacinto Hernández Hernández
Mayo de 1962, México, D. F.
