29 de marzo de 2019
A veces vienen mis demonios y me alcanzan,
entonces chillo, me revuelco, imploro.
Ellos ríen, se adueñan;
mientras yo canto en voz alta ¡la!,¡la!, ¡la!, ¡la!
y juego a la cuerda, a las muñecas.
Mientras ellos ríen a carcajadas.
Y ríen, ríen, ríen;
después de un rato...
ya no chillo,
no me revuelco,
no imploro
y me dejo llevar por el vaivén de su locura.
Gina García.