domingo, 13 de enero de 2019

Una etapa casi olvidada de la Historia reciente



- La Historia Jamás Contada -

En estas fechas de turbulencia política supuestamente “de Izquierda”, a muchos nos resulta inevitable recordar aquella época que comenzó a mediados de los ’60, se extendió durante todos los ’70 y vino a declinar con el correr de los ’80. En mi caso, su apogeo correspondió casi puntualmente con la adolescencia, una etapa de la vida personal que hace tiempo caractericé como de “la LUCHA DE INDEPENDENCIA respecto a la ideología de los mayores”.

Como lo expuse en un artículo anterior, RIUS y sus SUPERMACHOS eran para entonces la referencia más popular, con su crítica social aparentemente ingenua, de lo que podría llamarse un pensamiento de Izquierda, aunque no faltaban manifestaciones y publicaciones más radicales o más “comprometidas”, como decían los activistas, entre ellas algunas francamente sectarias.

Así que a lo largo de los ’80 y en paralelo con mi propia actividad política, fui conociendo y tratando de entender con mayor profundidad algunas otras corrientes históricas de la Izquierda, desde la original marxista, pasando por la “oficial” leninista, hasta algunas interesantes revisiones, como desdeñosamente consideraban los fundamentalistas o “sacerdotes de la Revolución” -como los llamaba yo en son de burla- a todas aquellas ACTUALIZACIONES indispensables para mantener la validez de la teoría -en otras palabras, su utilidad como instrumento analítico- para una época determinada, que de esto se trata y no de la perpetuación de un dogma de fe.

Pero junto a esta formación puramente teórica, siempre estaba presente mi experiencia no sólo de los movimientos políticos, sino en general de las MANIFESTACIONES CULTURALES contemporáneas que hacían la diferencia entre nuestra generación y las anteriores, resultando en la conciencia agudizada de la falta de una teoría que diera cuenta también de éstas. (Mi primera contribución en esta dirección fue un pequeño artículo escrito al alimón con mi buen amigo Roberto Martínez, titulado precisamente LA NECESIDAD DE UNA TEORÍA SEXUAL PROPIA, en 1982.)

Así fue como comenzaron a afluir los temas políticos-culturales característicos de esa generación:  movimientos estudiantiles, juveniles, contraculturales, estilos alternativos de vida, otros saberes y una inagotable gama de cosas que nos importaban, pero no a los estudiosos sociales con status, las “vacas sagradas” de la Academia de entonces. Por eso, en el punto concreto de la Política, el desencuentro con la Izquierda formal e informal asentada en la Universidad pública era inevitable.

Entre sus manifestaciones tradicionales, la más conspicua y duradera era el MAOÍSMO, cuya elementalidad teórica, organizativa y de perspectivas, además de su decidido minimalismo en cuanto a exigencias intelectuales y culturales para sus miembros, la hacían mucho más asequible para el mundo exterior. Su nombre provenía evidentemente de Mao, quien organizó a las masas campesinas chinas, analfabetas y empobrecidas, y las condujo a una Revolución triunfante, aunque con consecuencias de lo más desventajosas para el Pueblo “vencedor”. Este fue el modelo sobre el que habrían de calcarse todos los movimientos significativos “de izquierda” en nuestros países tercermundistas, de los que ahora pasamos por un experimento a escala nacional, cuyos mezquinos cuando no indeseables resultados ya comienzan a apreciarse.

Y para cerrar, esta especie de anécdota literario-sociológica: hace 60 años, el filósofo Herbert Marcuse publicó un pequeño libro titulado EL MARXISMO SOVIÉTICO, donde somete a análisis lo que había quedado del marxismo original en la época stalinista, esto es, la ideología oficial del régimen, señalando su sorprendente semejanza con el… ¡FRANCISCANISMO!

Por lo que cualquier similitud con ciertas actitudes y prácticas características del “nuevo” (¿?) Régimen, no puede ser tan sólo una mera COINCIDENCIA.



Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: jovenesconstruyendo.org