3 de enero de 2019
Eran tal sus heridas
que él se enamoró de sus huellas,
cicatrices que el tiempo y las circunstancias
se encargaron de tatuar.
Del amor a sus heridas
siguió el flechazo por su piel,
continuó la perdición por su alma.
El brillo de su corazón opacó todo:
su sonrisa,
sus locuras,
sus razonamientos,
la profundidad de su mirada...
El pasaje instruyó a ambos:
no hay herida sin curación,
y la sensibilidad a causa del dolor de ayer
es la causante de la sincronía de hoy.
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com.
