domingo, 15 de julio de 2018

El sectarismo en la política




- La Historia Jamás Contada -
Entre las actividades en que casi por necesidad opera el fenómeno de la sectarización, está la Política, como lo comprobamos repetidamente durante la pasada campaña electoral, cuando los diferentes Partidos se encerraban en mayor o menor grado en sí mismos, tratando de mantener su propia identidad frente a sus contendientes.

Nada realmente escandaloso considerando la naturaleza deportiva del proceso, pero que en ocasiones llegaba a tal grado de estrechez, que dejaba de ser algo de interés público para convertirse en una confrontación personal -¿pasional?- no sólo de los distintos candidatos -y sus colaboradores- entre sí, sino especialmente de los bandos que ya para entonces se habían formado entre el público espectador, por definición INDIFERENTE antes del rompimiento de las simbólicas “hostilidades”.

Todo esto, aunque aparentemente se haya mantenido dentro del terreno de la lucha propiamente POLÍTICA, en realidad no quedó o, mejor dicho, comenzó y terminó allí, sino que ésta sólo fue una arena temporal para dirimir cuestiones IDEOLÓGICAS de fondo que, estrictamente hablando, debían quedar fuera de toda confrontación, como marcadores y referencia que son, del nivel de convivencia alcanzado por nuestra sociedad a través de su Historia.

Pero hay algo más, ya que estos acuerdos ciudadanos generales suelen quedar socavados tras una elección, vulnerables a la acción de grupos -esos sí claramente sectarios- que tratarán de echar abajo esos logros consensuales para imponer su propia agenda “trascendente” a los descarriados habitantes actuales, sobre todo si resultaron directa o indirectamente favorecidos por el voto de una población no suficientemente informada o consciente.

Aquí es donde adquiere relevancia un concepto al que tarde o temprano llegamos quienes nos dedicamos a estudiar los comportamientos sociales: la RED INFORMAL DE PODER, la cual puede definirse como una constituida por sujetos aparentemente desconectados entre sí, pero que tienen un vínculo muy estrecho, incluso personal, que los lleva a moverse en un momento dado hacia un objetivo determinado, sin ninguna posibilidad de control externo, institucional, como sería, cuando menos formalmente, un Gobierno democrático. Es decir, que una Red de este tipo se comporta en la práctica como una secta difusa.

Así es como la palabra SECTARISMO dejaría de aludir tan sólo a la actitud reticente de algunos individuos particularmente aprensivos durante una campaña electoral cualquiera, para hacerlo a toda una política de control social a través de la distribución estratégica de agentes “encubiertos” en el Gobierno de una sociedad, posibilidad que nunca está de más tenerla a la vista.

Por eso en momentos de TRANSICIÓN gubernamental como éste, más que abandonarse a la bienaventuranza pensando que ya todo está (providencialmente) resuelto o habrá indefectiblemente de hacerlo, es de importancia crítica reconsiderar otra vez TODOS los elementos involucrados en la Elección, con la ventaja adicional de contar con nuevos datos que nos permiten perfilar con más precisión lo que podemos esperar -o no- del nuevo STATU QUO en formación, en todos y cada uno de los aspectos de la vida POLÍTICA de nuestro País.


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: depolitica2.0yotrosdemonios