lunes, 12 de febrero de 2018

Todo sea por la salud


Los senos de la mujer son la única persistencia del hombre;
los coge al nacer y ya no los suelta hasta morir de viejo.
Enrique Jardiel Poncela

Hace miles de años los griegos y romanos en sus fábulas poblaron este planeta de seres mitológicos. Así pues, la mitología fue tema favorito para adornar fachadas de iglesias, inmuebles de cierta importancia y diferentes monumentos. Hace algún tiempo, la gente reconocía la representación del Dios o del ser mitológico que se mostraba e, incluso, había estudiado la leyenda en cuestión. Muchas de esas representaciones simbólicas, esculpidas o pintadas, aparecían desnudas haciendo énfasis en ciertas partes del cuerpo que se querían resaltar.

Los senos (de sinus que significa curva, cavidad, concavidad), pechos o mamas, son el máximo exponente de la feminidad desde las culturas prehistóricas en los pueblos primitivos. En las antiguas civilizaciones como la cretense se maquillaban los senos o en la grecorromana el culto a la diosa Artemisa (en cuyas estatuas se la suele representar con múltiples senos de mujer, lo que expresa el máximo respeto que se tiene a lo femenino). 
El seno está unido a la mitología, por ejemplo, en Egipto gracias al amamantamiento por la diosa lsis del pequeño dios Horus éste podía vencer cada amanecer a las tinieblas de la noche. Así mismo, el nombre Vía Láctea proviene de la mitología griega y en latín significa “camino de leche” y su origen se establece a partir de que Hera (Juno para los romanos), la esposa de Zeus, el dios de dioses, derramó su leche cuando retiró de su pecho, de forma brusca, a Heracles (Hércules), hijo bastardo de Zeus con la mortal Alcmena. 
En la mitología griega una nación de mujeres guerreras con quienes los griegos combatieron a menudo fueron las Amazonas (palabra formada por el prefijo negativo am, falta de y mastos, senos) eran un pueblo descendiente de Ares, dios de la guerra y de la ninfa Harmonía. La historia cuenta que a las niñas se les amputaba un seno o se las ataba con cueros muy tensos para impedir el desarrollo de una de los pechos, facilitando así el uso del arco y la flecha. 
Este mismo simbolismo lo encontramos en la religión cristiana. Desde épocas muy tempranas del arte cristiano hay representaciones pictóricas y escultóricas de la Virgen amamantando al Niño Jesús y de la leche saliendo del seno de la Virgen (María Lactans) como fuente de gracias para las almas y los santos.
A propósito de lo anterior, en Alemania se realizó un sugerente estudio que fue publicado en la revista New England Journal of Medicine, que dice a la letra: "Los hombres que tienen tendencia a ver los senos de las mujeres, es bueno para su salud y aumenta la esperanza de vida". 
De acuerdo a la doctora Karen Weatherby, gerontóloga y autora del estudio, indica que “mirar de frente a los pechos de la mujer es una práctica saludable, equivalente a un régimen de ejercicio intenso, con lo que se prolonga la vida de un hombre por cinco años”. "Solo 10 minutos mirando los encantos de una bien dotada mujer, es aproximadamente equivalente a 30 minutos de aeróbicos", añade.
Investigadores de tres hospitales de Frankfurt, Alemania, realizaron un profundo estudio en 200 hombres sanos durante un período de cinco años. La mitad de los voluntarios fueron instruidos para ver los pechos de las mujeres a diario, mientras que al resto se les dijo que se abstengan de hacerlo. 
Al término del estudio, los investigadores observaron que los hombres que se quedaron mirando regularmente los pechos de las mujeres mostraron baja presión arterial, frecuencia del pulso en reposo más lenta y menos episodios de enfermedad arterial coronaria. "Nuestro estudio indica que esta actividad realizada algunos minutos al día disminuye a la mitad el riesgo de apoplejía y disminuir el riesgo de sufrir ataques al corazón hasta en 50%", advierten.
Los investigadores señalaron que el deseo sexual se incrementa debido a una mejor circulación de la sangre lo cual significa un mejoramiento de la salud en general. Weatherby explicó que: "La excitación sexual incita el bombeo del corazón y mejora la circulación sanguínea. No hay duda: Mirar senos hace a los hombres más sanos".
Concluyen los especialistas que con tan sólo ver los senos de una mujer unos minutos cada día, los hombres pueden tener una vida más larga, por lo que se considera un hábito saludable por adoptar y es recomendable sobre todo para aquellos mayores de 40 años.
Juzgue usted, amable lector.

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