Cúlpame de haber borrado,
de tu rostro, la sonrisa encantadora,
que lucias cuando te conocí…
Cúlpame de que tropieces,
con piedras y lastimes,
tus delicados pies y no protegerte,
del sol, que daña tu piel…
Cúlpame de ser un ladrón,
que te ha arrebato los mejores ,
años de tu vida…
De que lleves la carga de una cruz,
con el peso de dolor y sufrimiento,
producto de mis errores e inmadurez…
Cúlpame de que hayas convertido,
en la columna que sostiene el hogar,
cuando mi deber es, ser piedra,
angular de la familia…
Cúlpame de ser el villano,
en la obra teatral,
de nuestras vidas…
y de ser el verdugo que decapita,
a diestra y siniestra
la felicidad y armonía familiar…
Cúlpame de que hoy, beses otros labios,
y busques en otros brazos el calor,
y el amor, que no te di…
Hoy me declaro culpable ante ti,
de mis pasiones y desatinos,
de mis placeres mundanos,
pecados que no, tienen salvación…
Imploro tu perdón,
por no saber valorar tu dulce inocencia,
tu noble corazón, tu cuerpo de venus,
puro y virgen…
Perdón por todo el daño, que te he causado,
cicatrices que llevas en el cuerpo y alma,
en todo tu ser…
Mi castigo será tu abandono,
mi condena será vivir,
en este mundo, sin ser visto
sumergido en el olvido…
Oculto en un oscuro y frio calabozo,
esperando el día,
en que me lleven a la horca,
para encontrarme con el final,
de mi existencia.
*Leobardo Cruz Magariño (leobardocruz2011@hotmail.com) abogado, amante de la lectura y la poesía.