29 de marzo de 2020
La humanidad ha tenido a lo largo de su historia muchos desastres con efectos devastadores, muchos de ellos provocados por la naturaleza y muchos más con la intervención de las/os humanos.
Hoy vivimos uno de ellos, el COVID19. Hemos podido atestiguar la muy pobre capacidad de planeación y de anticipación que ha tenido el gobierno de México frente a esta crisis de salud y hemos recibido -por fin- en voz del Subsecretario de Salud (tercer nivel de mando en el Gobierno Federal) la instrucción de no salir de nuestros domicilios y hasta este momento no conocemos aún, cuales son los compromisos del gobierno federal para proteger las vidas de las personas, o los empleos, o la crisis económica que se avecina, pareciera increíble que mejor muchos estados de la República han tomado la delantera en todo ello. Sin duda la historia de esta pandemia en México todavía está escribiéndose.
Entre las ausencias en esta crisis de salud, hay una que aún no se ve reflejada en una política pública que la prevenga y atienda en su caso, se trata de las conductas violentas que se pueden provocar en contra de las mujeres y las niñas durante el tiempo que tengan que quedarse en casa.
Algunos datos nos permitirán darnos cuenta de lo que representa esta problemática de salud pública para la entidad. Puebla ocupa uno de los tres primeros lugares en violencia familiar, ello habla de que en esta emergencia, las mujeres tendrán que convivir con quien de por sí ha sido su agresor y estarán expuestas a violencia física, psicológica y sexual, de ahí la urgencia de extremar precauciones y que no se deje sin brindarles apoyo.
En datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) el delito de violencia familiar es el de mayor incidencia en Puebla, entre agosto del año anterior y enero del presente año se han iniciado entre 600 y 800 denuncias. En delitos sexuales el número también va a la alza, no olvidar que los agresores sexuales son la mayor de las veces familiares, y Puebla también, ocupa el segundo lugar en feminicidios, de ahí que las mujeres se convierten en un grupo de riesgo durante el período de confinamiento que tienen que estar encerradas con sus agresores.
Entre tanto el gobierno implementa alguna acción, es importante que todas/os que escuchemos algún acto de violencia de inmediato lo reportemos al 911 y que las mujeres que vivan situaciones de violencia lo reporten a este mismo número, lo denuncien al 2295200 extensión 5237 o marquen al 2323738 para atención psicológica y jurídica.
Para muchas de nosotras estar en nuestras casas representa tranquilidad y seguridad. Para otras, representa los espacios en los que son víctimas de muchas violencias. Así se ha demostrado ya en los países donde inició la pandemia y así ha continuado en China, Italia, España, Brasil, Chile, Colombia, Argentina, Uruguay, en donde han tenido que implementar mecanismos diversos para proteger a las mujeres que están viviendo situaciones de violencia de género.
En México apenas inicia este confinamiento, de ahí la urgencia, y así como todas/os hemos tenido que asumir acciones diversas derivado de la inacción del gobierno, ésta problemática que empezaremos a vivir obliga también a que ayudemos, ya que se agudizará -como se ha demostrado- y porque seguramente después de padecer las muchas ausencias del gobierno para enfrentar esta crisis, ésta no será atendida o será atendida muy tardíamente como ha venido sucediendo.
Leía hace unos días una entrevista que le hicieron a Alai Touraine, -sociólogo y economista francés- que me llevó automáticamente a pensar en el Presidente de México; en una de sus respuestas refiriéndose al Presidente Trump, dijo “…nunca había visto a un presidente tan raro, tan poco presidencial, un personaje tan fuera de las normas y fuera de su papel…” (Basets, El País, 28/03/2020).
Justo así veo al presidente de México. No sólo muchas veces raro, o poco presidencial, o fuera de normas y muchas veces fuera de su papel, ahora veo además, que dimitió a su responsabilidad constitucional, si hacemos un recuento todo lo ha delegado en terceras personas, no ha sabido gobernar. Veo a un presidente que sin duda ha abandonado su papel de representante del Poder Ejecutivo. Un presidente que ha decidido permanecer ausente a esta crisis.
Lo que sí veo es a una sociedad que en su mayoría ha respondido por sí sola para protegernos y proteger a nuestras familias. La gran pregunta es si al finalizar esta crisis ¿todo lo vivido nos ayudará a ser mejores personas?
Por lo pronto a seguir cuidándonos entre todas/os, y como ha escrito el Dr. Ramón Eguibar Cuenca, "la mejor medida es no infectarse”.
No olviden: Si pueden quédense en casa.
Palabra de Mujer Atlixco
@rgolmedo
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