domingo, 23 de febrero de 2020

Pies bronceados y plantas curtidas



- La Historia Jamás Contada -

Un efecto inevitable del descalcismo es la transformación tanto de nuestro cuerpo como de nuestra mente para adaptarse a las nuevas experiencias que aquél trae consigo, pues estas últimas no simplemente se añaden a las existentes, sino que provocan un reacomodo más o menos importante en el complejo emocional que nos impulsa en la vida cotidiana, especialmente durante los primeros días.

Por ejemplo, la expectativa de salir descalzos a realizar nuestras actividades rutinarias, que anteriormente nos provocara una sensación embarazosa, ahora es un aliciente que nos da el “empujón” final para hacerlas. (A mí me sucede cuando me baño para salir, algo que me resulta bastante engorroso, pero me anima pensar que voy a hacerlo descalzo. Cada quien tendrá sus propias fobias y filias.)

Lo mismo sucede con una infinidad de pequeños actos cuyo significado, prioridad y la satisfacción que nos provocan o no, quedan modificados al adoptar esta práctica.

Y también con el complejo de nuestras relaciones personales, que necesariamente se transforman por el hecho de interactuar descalzos con nuestros conocidos y también con los desconocidos. (E incluso la ropa y accesorios que acostumbramos usar adquieren un peso distinto, notando que con algunos nos sentimos mejor que con otros en términos de nuestra nueva apariencia general.)

Pero en la parte física y sensorial, los efectos son aún más drásticos, como los que dan título al presente artículo: la luz solar por una parte y el terreno escabroso por otra, generan UNA PIEL BRONCEADA y PLANTAS CURTIDAS, que son la respuesta adaptativa natural del cuerpo a esas condiciones, pero que en algunas personas llegan a provocar curiosos efectos subjetivos de placer o de disgusto, hablándose incluso entre descalcistas de fetichismo, cuando no es otra cosa que conciencia de la transformación que ha tenido lugar: ¿qué hay de malo en sentirse bien con ella, en disfrutarla?

Es fundamental entonces estar conscientes de que practicar el descalcismo nos traerá una serie de cambios físicos, perceptuales y emocionales en buena parte no reductibles o compatibles con los criterios convencionales, y que muchas cosas que a la mayoría les parecerán no apropiadas, son de lo más natural para nosotros.

Una cuestión de HIGIENE MENTAL básica para no entrar en conflicto con o entre nosotros mismos.

¡Así que a disfrutar de nuestros pies descalzos y de los cambios que para bien esto traiga a nuestras vidas, pues no cualquiera se atreve o puede darse estos lujos!

¿O NO ES ASÍ?




Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad  Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los  comportamientos sociales.

Imagen:  Internet