22 de enero de 2020
Tomo un sorbo de cerveza artesanal,
degusto su espuma,
hallo en el fondo del trago
un aguijonazo de miel,
remate de lúpulo;
contrasto mi alrededor con la experiencia,
recapacito sobre mi ceguera gustativa,
entiendo que mis andares cerveceros
me han abierto el panorama,
me han despojado de un vendaje
que me había reducido
a la volatilidad del consumismo,
a la superficialidad de lo hecho en masa.
Comprendo la esencia:
es símil de alfabetización,
como si se tratase de aquellos años
en los que di mis primeros pasos en las letras,
dando tumbos por aquí y por allá,
hasta que fueron míos los entornos literarios
y se abrió frente a mí un mundo ampliado,
una realidad diferente
que con la cerveza de autor revivo,
que indirectamente,
—cual efecto ratatouille—
el experto en las maltas me induce,
toca mis entrañas,
mi hígado
y zarandea mi materia gris.
Alfabetización cervecera*,
realidad gustativa ampliada,
forma alterna de conocimiento
que deriva en pasión por lo artesanal,
por lo nuevo,
por lo diferente,
por lo alternativo
ante los gigantes acaparadores
que han robotizado nuestro paladar
y reducido nuestra gama sensorial.
*Alfabetización cervecera es un concepto que con el paso del tiempo han ido desarrollando Abel Pérez Rojas y Jacinto Hernández Navarro para referirse al proceso de ampliación de la realidad a partir de modificar la gama sensorial y cognitiva a través de las cervezas artesanales, y por extensión a cualquier bebida de autor.
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente. Dirige: Sabersinfin.com
