miércoles, 18 de diciembre de 2019

Le puse nombre a un beso. Poemas de Gabriela Rosas (Venezuela)


Texto: Luis Manuel Pimentel
Fotografía: Sandra Uribe

Supe de Gabriela o la Maga Rosas, una tarde en un bar por la carrera 21 de Barquisimeto-Venezuela, en una reunión con los poetas Zacarías Zafra y Juan Rojas, mientras pensábamos hacer un gran encuentro de poetas venezolanos en Barquisimeto; y entre rondas de cervezas estuvimos postulando nombres.


Zacaría y Juan me hablaron de Gabriela Rosas, yo no la conocía pero creí haber visto algún acto promocional donde ella participaba en un evento literario. Le repliqué que de Caracas también podíamos invitar al poeta Luis Enrique Belmonte, que era mi amigo. La reunión se tornó en un encuentro de sueños con nombre y bandera incluida por los Estados, como si fuera un recital de la ONU, donde cada quien iba a representar dignamente su origen y su poesía. Aquella hermosa idea del encuentro no se dio entre otras cosas por cuestiones de la diáspora, pues Zacarías se fue a México y Juancho para Argentina.

Yo me quedé un tiempo más en la ciudad trabajando en la universidad. Una tarde apareció Maferbandola en mi oficina con la idea de hacer un proyecto entre poetas estudiantes universitarios, y naturalmente la idea creció y la fuimos materializando de a poco. Luego involucramos a Floriman Bello Forjonel de la Universidad Pedagógica, Amado Carrillo de la Universidad Fermín Toro, y a Jairo García Méndez como promotor cultural del bufete SMVPG. Convertimos aquello en el Festival de Literatura Crepuscularia, donde invitamos a Gabriela Rosas y a Belmonte como los padrinos de aquel entrañable encuentro.

Desde su participación en el festival me di cuenta la potencia de la poesía de Gabriela, además de la importancia que tiene como editora. Ella es una de esas grandes figuras que aún nos queda en Venezuela, que conecta literalmente el mundo literario en un solo clic; además de su buen olfato para los buenos y persistentes poetas en su oficio.

Diría que Gabriela es una mujer con doble piel: la sensible de poeta mundial, y la de editora que la hace universal. No hay en ella egoísmo, más bien la veo como a una antóloga que reconoce las diversas etapas de la poesía contemporánea venezolana y latinoamericana, especialmente.

Estos poemas que hoy presento forman parte de un libro que tituló Con Truman o sin ti, donde hurga en el laberinto de su corazón apasionado, el despecho y el dolor, en transmutación del alma. Así como buena cazadora de instantes, sabe cuándo es el momento del retiro para salvarse, antes de que el corazón y la experiencia terminen peor. En sus ojos, cuando los cierra y empieza a mirarse para adentro, se da cuenta que le late a prisa el pecho, y es cuando encuentra que el futuro es una probabilidad inexacta, porque detrás de la destilación del amor, en cada poema que escribe es como un volver a empezar.


***

Solo por hoy dejaré las sábanas a la intemperie
no comeré
no importará la hora del día
si llueve o llega algún mensaje
beberé hasta sedarme
cerraré todas las puertas
en una casa sola los pájaros comen directo de los ojos
la brisa es feroz como este olvido
voy a quedarme desnuda y sin palabras
voy a tropezar con tus cosas
y dejaré de rezar
porque ningún dios puede hacer que regreses.

***

Pusiste dentro tus hormigas
cerraste las manos en lo blanco de la voz
escuché una palabra parecida al amor

no pude quedarme.

***
Le puse nombre a un beso
le puse noche
le puse una pared
la piel suave
y las palabras bajitas
pero no pude ponerle un mañana.


***

Las mentiras, la ropa, las viejas palabras.
Todo lo que fue se quedó sin manos.

Para amar de nuevo tuve que vaciarme.

***

Y si tus manos, si tu cuerpo se cruza a mitad del camino, si me miras tan hondo, tan oscuro, que no pueda, que no quiera soltarme.
Si me quedo allí, donde se nombra todo con los ojos abiertos.
Y si digo amor contigo.

***

Tengo fe en lo que callo.
En la taza de café que arde entre mis manos mientras te miro.
En la forma en la que amas y haces del cuerpo un átomo del amor,
del amor que es tanto.
Tengo fe en tu piel y en lo que escribo.


Del libro: Con Truman o sin ti

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Gabriela Rosas. Venezuela. Poeta. Ha publicado los poemarios La mudanza (1999) y Agosto interminable (2008) Editorial Eclepsidra; Blandos (2013) Editorial El Pez Soluble, y Quebrantos (2015), Ediciones del Movimiento. Ganadora del Primer Premio Nacional de Poesía para Jóvenes Juan Antonio Pérez Bonalde (1995), ganadora del Primer Premio de la Bienal Nacional de Literatura Lydda Franco Farías (2014) mención poesía. Ha sido incluida en antologías en Venezuela y otros países y traducida al francés, italiano, griego, inglés, catalán, alemán y portugués. Colabora con medios impresos y digitales de Venezuela y otros países. Desde el año 2015 lleva adelante el programa Poesía en el aula, iniciativa sin fines de lucro, que busca promover la lectura de poesía en las aulas venezolanas desde temprana edad como eje transformador en la educación. Es editora del Stand Up Poetry del portal Inspirulina y de la sección de Joven Poesía de Venezuela de Letralia.