19 de diciembre de 2019
En el mundo se calcula que 31 por ciento de los fallecimientos son consecuencia de enfermedades del corazón, lo que las convierte en la primera causa de muerte, afirmó Álvaro Contreras, y académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Hoy es cada vez más frecuente ver pacientes de cardiología jóvenes, pues hay personas hipertensas desde los 20 años de edad, que llegan al servicio de urgencias con infarto en evolución. “Esta es la cosecha de lo que hemos sembrado al ser el primer país con mayor obesidad infantil, con falta de información y de medicina preventiva”, dijo el cardiólogo intervencionista.
La falta de acceso a la información y a los servicios de salud, así como las dietas poco balanceadas, son algunos factores que contribuyen a la alta incidencia, principalmente en países en vías de desarrollo.
Hasta la década de los 90 las enfermedades infecciosas eran las primeras causas de muerte en el país, pero a partir del año 2000 fueron desplazadas por las afecciones de las arterias del corazón, la insuficiencia cardiaca y la hipertensión, entre otras.
La hipertensión está infradiagnosticada, alertó el universitario; “sólo una tercera parte de los hipertensos sabe que lo son, y peor aún, menos de una tercera parte tiene un buen control de su padecimiento”.
En general, los hombres tienen mayor incidencia de eventos cardiovasculares y empiezan a presentarlos a partir de los 40 años. Las mujeres en edad fértil tienen menos riesgo, por el efecto cardioprotector de los estrógenos, pero los cambios en el estilo de vida, así como el tabaquismo y el alcoholismo, hacen que esta ventaja se vaya diluyendo.
“Cuando ellas llegan a la menopausia, la incidencia de riesgos cardiovasculares se equipara con la de los varones, pero cuando las mujeres se enferman del corazón tienen un peor pronóstico que ellos”, subrayó Álvaro Contreras, adscrito al Centro Médico Nacional Siglo XXI.
Prevenir este tipo de enfermedades es una de las estrategias más redituables y exitosas para mejorar la salud, insistió. Esto implica llevar un estilo de vida saludable: comer adecuadamente, acudir al médico y hacer ejercicio.
Síntomas
Los síntomas relacionados con estas afecciones son: dolor de pecho, falta de aire, dolores frecuentes de cabeza, palpitaciones, desmayos e intolerancia al ejercicio. “El punto es que si ya llegamos al momento en que nos generan síntomas, ya es tarde. Las personas mayores a 18 años deben acudir a revisión con el médico general por lo menos una vez al año, revisar que no haya un soplo, que la presión arterial sea normal, medir el índice de masa corporal y hacer exámenes de laboratorio para verificar los índices de azúcar y colesterol”.
El universitario pidió también hacer conciencia de que la salud de los niños es responsabilidad directa de los padres y deben estar pendientes de su peso, pues la obesidad los somete a un riesgo elevado de padecer enfermedades a lo largo de su vida.
El especialista explicó que el proceso de envejecimiento de la población mexicana también aumenta la incidencia de eventos cardiovasculares, pues el riesgo de un paciente de 80 años es casi 10 veces mayor que el de uno de 40.
Finalmente, reiteró que los niños que desde kínder o primaria tienen sobrepeso y malos hábitos alimenticios, tendrán problemas de salud conforme envejezcan, “de ahí la importancia de la prevención”.
Boletín UNAM-DGCS-896/2019