27 de octubre de 2019
Me confieso frente a la luna
como lo hago de cara al espejo,
como lo hice aquella madrugada
embotado por el mezcal y la poesía,
como aquella ocasión
que sin trastabilleo alguno
confesé en silencio
lo que hubiese sido pólvora
en montaña de aserrín.
Me confieso
sin saber por qué,
sin atinar a averiguar hasta dónde
mi lengua dará de sí
y resistirá
el resorte de contención
entre lo cordial con lo feroz.
Confieso,
que sin estar frente a la luna,
sin estar embotado por sustancia alguna,
ni disparado por freno defectuoso,
quiero sincerarme
por unos segundos
y experimentar el vendaval helado
de la catarsis
provocada por la potencia
de mirarse de frente
sin filtro alguno,
sin compasión
y sin defensoría de por medio.
Me confieso frente a la luna,
frente a ti,
frente a mi silencio,
y frente a mi más severo togado
al cual no puedo engañar
ni evadir
hoy ni nunca.
Me confieso... y espero resistir.
