21 de octubre de 2019
Me siento igual a los cometas
izados en lo más alto
sin nada que se interponga
-sólo que más provechoso,
más útil,
más dínamo,
más yo-,
cuando atino con uno de mis poemas
en algún punto
que hace visible
cualquier nervio colectivo
de esos cuasi invisibles,
cuasi etéricos,
cuasi impalpables,
pero que ha estado en las sombras
por mucho tiempo
pese a su envergadura
y a su poder transformador.
Es vigorizante descubrirlos,
exhibirlos,
saber que existen,
que están ahí
y que pueden ser activados;
ahora entiendes porque me siento en las nubes
cuando soy certero con uno de mis poemas
y atino en una diana colectiva
o en un punto ciego masivo.
