29 de agosto de 2019
Al igual que el ser humano, la naturaleza debe ser protegida por las leyes y se debe reconocer su derecho a existir, prosperar y evolucionar.
En la Declaración Universal de los Derechos de los Ríos se reconoce que éstos son esenciales por su contribución a la diversidad de las especies, y son preocupantes las desviaciones excesivas de los cauces y las extracciones de aguas subterráneas, que han reducido significativamente los caudales en todo el mundo, afirmó Marisa Mazari Hiriart, investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, del Instituto de Ecología de la UNAM.
A su vez, Rodrigo Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), destacó que a nivel mundial enfrentamos un proceso de emergencia climática y de extinción de especies. “La diferencia con extinciones anteriores es que ésta sería antropocéntrica: culpa de nosotros”.
En los últimos años, algunos gobiernos han reconocido que los ríos tienen derecho a correr libremente, a estar exentos de contaminantes y abastecer de nutrientes a especies a lo largo de su cauce, pero son propuestas que quedan en letra muerta, enfatizaron los expertos en el Seminario Universitario de Sociedad, Medio ambiente e Instituciones (SUSMAI), del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).
Mazari Hiriart añadió que la construcción de grandes represas afecta a más de dos tercios de todos los ríos, ejemplo de ello es el Lerma-Santiago. Debido a estas obras se fragmentan los ecosistemas, se reduce la biodiversidad y las poblaciones de peces se ven en peligro, pues se evita que el cauce natural limpie estos cuerpos de agua.
Pensar en los ríos como sujetos de derecho supone superar la idea de que son un bien del que dispone el hombre y aceptar que existen consecuencias por contaminarlos. “Llegar a esto requiere reconfigurar el pensamiento humano”, subrayó Gutiérrez.
Claudia Brindis, fundadora del primer Foro de los Derechos de la Madre Tierra México, refirió que según la ONU, 75 por ciento del medio ambiente terrestre, 40 por ciento del ambiente marino y 50 por ciento de los cuerpos de agua presentan signos de degradación. “Atravesamos la sexta extinción masiva de especies”.
En el planeta, más de 40 por ciento de las tierras son de uso agrícola y urbano, y sólo 13 por ciento están clasificadas como vírgenes, en lugares aislados e improductivos, lo que habla de sobrepoblación y sobreproducción, mientras que el resto son desiertos o territorios no aprovechables.
En la mesa “Tienen derechos los ríos y la naturaleza”, la especialista remarcó que “la madre tierra es un ser vivo que tiene derecho a existir, con todo lo que eso implica, pero el crecimiento desmedido de áreas urbanas significa mantener a gran cantidad de gente, con escases de agua por fuentes contaminadas o secas”.
Estimó necesario corregir el sistema legal, reconocer el derecho de la naturaleza a existir, prosperar y evolucionar; eso conlleva aceptar que está viva.
Grant Willson, abogado del Earth Law Center, de Estados Unidos, y especialista en derechos de la naturaleza, expuso que los ríos están muriendo porque en la ley, el agua es tratada sólo como un recurso y no se obliga a nadie a evitar su degradación.
“Se compra y vende agua como propiedad, pero los ríos deben tener derecho a estar libres de contaminación y represas, y a tener los flujos mínimos para prosperar. Sus garantías no son un sueño, pues ya están surgiendo en todo el mundo”.
Por ejemplo, recientemente Colombia determinó que sus ríos tienen derechos de conservación y restauración. En tanto, el Parlamento de Nueva Zelanda ha reconocido a un río con figura jurídica y asignó a comunidades indígenas recursos necesarios para protegerlo. Y Bangladesh es el único país en otorgar derechos legales a todos sus ríos para proteger sus deltas de la depredación.
Willson mencionó que en 2017 la Ciudad de México incluyó en su legislación los derechos de la Tierra, “pero es necesario elaborar las leyes secundarias”.
Por su parte, Adalberto Loyola, investigador de la Comisión de Bioprocesos Ambientales y exdirector del Instituto de Ingeniería, consideró que la sociedad debe ser parte activa de este proceso. No podemos esperar a que sea el gobierno el que soluciones todo, pues “el derecho humano al agua es letra muerta. El Estado mexicano y la sociedad no se han dado a la tarea de avanzar en la materia, por lo que en la práctica las poblaciones marginales son las que reciben menor calidad del agua”.
Finalmente, Eugenio Barrios, subdirector general de Administración del Agua, de la Comisión Nacional del Agua, señaló que se sabe que el agua es un bien de la nación que debe conservarse, pero la legislación no ha sido suficiente, por lo que se dijo de acuerdo en que es necesario defender la naturaleza, “como sociedad debemos definir cómo se alcanzará el balance entre el uso y la protección de un río”.
Boletín UNAM-DGCS-602/2019