25 de agosto de 2019
En este nuestro día a día, en el que lo mismo leemos o escuchamos que al Presidente López Obrador no le preocupa el reporte de nulo crecimiento del país, que no acepta recomendaciones que le hace la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que continúa las fallas en la entrega de programas sociales en 26 de los 31 estados de la República, la improvisación en los servicios de salud del país y sus fallidas licitaciones, la violencia recurrente en contra de las mujeres y la falta de respuestas institucionales, que critica que la Corte prefiera “la justicia que la moral”, que continúa sus ofensas reiteradas en contra de las instituciones, y por si faltara algo, que iniciaron negociaciones con la delincuencia organizada; todo suma hacia una percepción nada positiva, y nos deja una incertidumbre y preocupación a la alza.
En este entorno, leía el fin de semana un ensayo de Luis Antonio Espino (Letras Libres, 21/08/2019), que si bien el referente es el gobierno de la Ciudad de México, su análisis, me hizo pensar también, en algunos municipios del estado de Puebla.
De la misma manera que en la Ciudad de México, en Puebla en muchos momentos hemos percibido -como sostiene el autor- que lejos de entender, que nuestras ciudades enfrentan una crisis que exige medidas extraordinarias, algunos gobiernos municipales, cometen reiteradamente los mismos errores. “Minimizan los hechos, culpan a otros, y, demuestran -quiero pensar, sin darse cuenta- una tremenda falta de empatía.”
¿Así escrito pareciera que el análisis tiene también remitente en Puebla?
Este ensayo hace también una reflexión, que no debemos desaprovechar las/os poblanos, “la acumulación de eventos y errores en tan poco tiempo, puede transitar de una crisis de comunicación a una crisis de gestión.” Verdad absoluta.
En Puebla se construye lamentablemente esa percepción pública que sigue justamente ese camino y la evidente carencia en su manejo es preocupante, porque se crea sin duda, la percepción de un vacío de autoridad.
Y transcurren los días y el próximo quince de octubre cumplen ya un año los gobiernos municipales y vamos confirmando percepciones: nuestros municipios enfrentan una crisis de inseguridad a la alza y pareciera que no hay interés en replantear políticas de seguridad; más aún, las percepciones negativas se van ampliando hacia otros rubros: inexperiencia en el ejercicio de gobernar, nulo deseo de aprender y muy poco interés de incidir vía el diseño de políticas públicas en la construcción de soluciones a las diversas problemáticas municipales, ya no tan solo para atender esas terribles inseguridades a las que nos enfrentamos todos los días; sino inevitablemente encaminándose -como lo dice el autor- hacia una crisis de gestión.
El mismo ensayo sugiere la urgencia de replantear políticas y prioridades, ajustes en los equipos, entrenamientos urgentes e intensivos, reformular acciones, implementación de protocolos ¿verdad que todo aplica para las autoridades municipales?
Concluyendo, así como en la ciudad de México, en Puebla habemos también, cientos de personas que esperamos que los actos y las palabras de las actuales autoridades municipales “estén a la altura de sus promesas y de su responsabilidad.”
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Palabra de Mujer Atlixco
@rgolmedo
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