domingo, 28 de julio de 2019

Descalcismo: una antigua y noble tradición



- La Historia Jamás Contada -

Es tanto el prejuicio socialmente acumulado contra el hecho de andar descalzo, que resulta casi inconcebible plantearlo como una cuestión de status, esto es, una manera de afirmarse en el propio entorno social, como prácticamente lo hacemos todos cuando usamos alguna prenda característica –zapatos incluidos, por supuesto-.

Pero no siempre fue así. Hubo épocas en que los pies desnudos adquirían un gran significado simbólico en determinadas ocasiones de gran solemnidad, no en sentido penitencial, al que ha quedado confinado actualmente, sino en otras de carácter muy distinto, en que formaban parte de la obligada etiqueta. (Algo de esto aún persiste hoy en día, aunque ya muy desdibujado debido a la irrupción de la "modernidad" en todas las áreas de la vida social.)

Ahora que todo está “desencantado” (Weber), ya no existe un pretexto trascendental para aparecer descalzo en público, salvo si se está participando en una manifestación o campaña en favor de los más pobres. Por ejemplo… ¡para dotarlos de calzado! (La ironía no es retórica mía, sino que de hecho así sucede.)

Pero no deja de haber cierta nobleza en emular a los Pioneros norteamericanos, muchos de ellos efectivamente descalzos, que construyeron su País. (¿Quién no ha oído cuando menos hablar de Johnny Appleseed, el legendario héroe popular que realmente existió?)

Y lo mismo va para muchos otros individuos cuya condición de descalzos, voluntaria o por necesidad, no les impidió destacar o incluso influir decisivamente sobre sus contemporáneos. Con sólo escarbar un poco en la Historia podemos ir dando con ellos.

¡Ah! Y no olvidemos a los artistas cuyo no-calzado es su prenda característica, sea dentro del escenario o en su vida diaria, como quienes se instalan en la Bohemia –“vida de artista”, la defino yo-, sin cuidarse de las “costumbres burguesas” -como se decía antes del descrédito de la Izquierda política-.

Así que por fuentes prestigiosas no paramos, no sólo en la Historia sino también en la Mitología, antigua y contemporánea, donde siempre han existido héroes y heroínas que prefieren no usar calzado. Y como el personaje heroico vuelve nuevamente a estar en auge, siempre habrá a quien EMULAR, cuando menos en su retadora actitud de no ajustarse a las convenciones de la época. (Incluso existen antihéroes, como el Barefoot Bandit de la vida real, cuyas “hazañas” criminales ya han sido contadas.)

La tradición del DESCALCISMO, con lo mítica que pueda parecer en este momento, no ha perdido sin embargo su –literalmente- secular encanto, como me enteré ayer preparando este artículo, al dar con una inesperada invitación al FESTIVAL CIUDAD DESCALZA que tendría lugar en la CDMX hace una semana, cuyo objetivo, además del obvio de pasarse un buen rato descalzos, era el de contribuir a reforestar una zona de la Ciudad: una palpable demostración de que esta ANTIGUA TRADICIÓN conserva su NOBLEZA aún en los días aciagos por los que atravesamos.

¿QUÉ LES PARECE?


Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño, músico profesional y estudioso de los  comportamientos sociales.

Imagen: quatr.us