no soy el oso que sobrevive
poemas de la ancianidad / francisco garzón céspedes
los textos de este poemario
probablemente comenzaron a ser escritos en el 2011
no soy el oso que sobrevive en la nieve
soy solo
la nieve
me sorprendo visible para mí y pocos más
la invisibilidad otorgada
me tienta
amo mejor
no es ésa la catástrofe
no ése el preanuncio de desastre
el deseo hacia el cuerpo amado permanece
no posee las mismas prioridades
y eso es bueno
la brújula aférrase al rumbo
sostenerlo a desgarrones va suicidando
el horizonte
es de madera la escalera de hierro
de tablones se ha tornado
y se deshace
las puertas que se abren
no garantizan
que podré cruzarlas como a las que ciérranse
del sillón quedan las cuatro patas
que a ratos flotan
como si uno pudiera sobrenadar
los aromas han perdido presencias
si me esfuerzo algo tenue percibo
en su escapada
la espuma del cielo
cada vez más distante como yo
acentúa su transparencia intocada
el cuerno del rinoceronte no es el del unicornio
la lucidez será la meta
reinaugurándose
no hay arcoíris
antropófago he ido devorando los colores
hasta dejar el gris
sombra no soy
tampoco la luz que se me escapa
me desvela
cuando entro en los espacios públicos
el aire casi nunca se mueve iluminándose
porque los rostros tampoco
la ruleta que impulsan mis latidos
gira cada vez más lenta
juegue o no juegue
no se modifica el tiempo
solo porque agito el reloj de arena
y voy cayendo
ruge el canario
cuando grazno como el cuervo
y me consuelo
los fuegos de artificio intentan elevarse
frente a mis ojos deshabitados
de destellos
no tortuga ni liebre
no conejo ni tigre
el pez que resiste en el anzuelo
planto el ciprés como pino sin percibir
cuánta tristeza convoca
de cementerio
bajo lo desprotector de los años
refugio el fantasma del joven
que no está
la escala no sube ni baja
horizontal me mantiene a flote
en el naufragio
el barco no es del astillero ni del muelle
es mío
es del oleaje
indefenso o protegido
si desnudo no arriesgo la razón
me desvanezco
el cofre no tiene tapa
y mis claves ya no descifran
cómo abrirlo o lapidarlo
el agua quema como el fuego
cuando la flecha se expone
en su disparo
el agujero negro no únicamente espera
adelanta exploradores
marca territorios en el mapa de lo oscuro
el paso de peatones
el ceda el paso
no hay más cruces ¿o sí?
las barajas del solitario
se desordenan solas
si no apuesto
con los años pareciera que la sangre
deja de habitar mas aún palpita
se endurece
el tambor es inaudible cuando mi corazón
se extingue de tanto sonar
necesitado
el túnel del metro me devuelve
no admite sombras
por más redibujadas
no hay garantías
si no arriesgo la ceremonia
soy un dios decapitado
nunca el cielo fue tocado ni tocó
la edad distancia el espejismo
de palparlo
nomeolvides es la flor
como si no debiera ser olvidada la plenitud
al remontar
el pan con tomate de comenzar el día
si tiene sabor de hogar
es por empecinada evocación
hasta el jadear del día
los insomnios la decrepitud
se celebran al ocaso
entre el gris un rojo que no decolorado
tampoco yo por las maduraciones
me deshago
si no muevo las pupilas
la mirada se adentra
a jaque mate
toda caricia es más que el tacto
perdura en sus resonancias
y me lanza
temblorosos los dedos
elijo los rastros del deseo
no los estertores del morir
el roble del bosque se sabe el bosque
persiste invocando la eternidad
que escapa
me he quedado sin puentes que tender
se volvieron levadizos y no bajan
habrá que
no he muerto a estas alturas
porque no soy de silencios desolados
sino de palabras fervientes
los inviernos son de infinitos
más no eternos tampoco éste
al que no sucederá la primavera
cierto el amor incierto
tan cierto como la desesperanza
tan incierto como la ilusión más atropellada
volvería a cometer los mismos errores
a sobrevivir a las mismas penas
para tener la certeza de este punto de amor
no hay puerta para el cielo
no hay cielo a semejanza
ni cielo en sobrevuelo
cuando yo no sea
me reconfigurará eterno
la memoria de mi amor
la vejez no es
el exilio forzoso
de la condición de amar
Francisco Garzón Géspedes,
textos inscriptos legalmente
en España
y editados impresos dentro del libro
A mí no habrá vida o muerte
que me separe de ti