En tus ojos se refleja
el deseo carnal
que nace de tener por la fuerza
a un ser femenino débil y frágil…
por tu condición masculina y
manos toscas y ásperas,
doblegas y sometes a la bella doncella…
En tu cuerpo sanguinario
se escurre el sudor
manchado de sexo impuro
que fermenta a la espina,
que penetra y lastima la vida
de una inocente niña…
De manera salvaje y violenta,
desgarras los pétalos
de una flor hermosa,
limpia y pura…
Provocando en su delicado cuerpo
llagas profundas que vacían
la sangre de su pecho…
Heridas tormentosas
que marcan por siempre
con cicatrices la vida y la
existencia de un ser puro…
Eres despreciable por la vida
eres verdugo que decapitas:
la pureza, la inocencia
y la ilusión de vivir de tu víctima…
A ti violador te seguirá:
por siempre el mismo dolor
que provocas a los seres,
que causas sufrimiento…
no tendrás descanso eterno,
la vida te castigará
en la tierra o en el cielo…
te arrepentirás de haber
hecho acciones inhumanas
y gritarás desesperadamente:
¡Perdóname Dios por mis pecados!
Y cuando en la plaza del pueblo
seas juzgado, pedirás:
¡clemencia a los hombres
cuando tu miembro viril sea cortado…!
A ti violador que naciste de una madre
el mundo entero se olvidará
que fuiste parte de esta vida…
por haber ultrajado, el honor
de una mujer hermosa…
de una inocente niña.

Autor: Lic. Leobardo Cruz Magariño
03 de Enero 2018.
Leobardo Cruz Magariño es abogado, amante de la lectura y la poesía.
Imagen: unaantropologaenlaluna.blogspot.mx