10 de septiembre de 2016
La mirada del niño
ojitos de hierba naciente,
donde aliento
es espuma de minutos y bostezo.
Los labios de la pronunciación materna
desfilan en los balbuceos,
de aves blancas con trineo,sintiendo los vientos repentinos
de las almenas con florete.
Niño en la frazada de gaza despidiendo brizna de llanto
y sueño en las márgenes del cascabelito.
Su mirada a la formación del circo,
coceos de león en el pegaso
jirafas a encender a los cirios,
niño sueñito,ante la falta de hacer
suricatas aladas en el valle del aserrín.
Pintado de sueño,
seños entre su grito y el hambre debocada,
ruiseñor esquivo
a sus zapatitos de arena.
Rodado a la molestia de su torcedura pequeña raíz
del pequeño viento, aún con el pezón por los
labios delizados siempre la sonaja y el chupón,
a la ligera movilización de sus deditos.
Niño quedito,
al sueño agua fuerte de su madre, la locación hace relinchar a su pequeño caballo y la brida
resucita el salto a la caballeriza.
Niño
algodón de cavidades tibias
raíz de agua mínima,
en el balbuceo, en la mirada,
cascabelito y chupón de mamey.
Imagen: marpon.com
