jueves, 31 de enero de 2019

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30 de enero del 2019



Una vez más se quedaba expectante, ante una eterna espera que parecía nunca llegar a su fin. Aquel que veía a lo lejos estuvo sosegado por largo tiempo; lo observaba y unas voces internas le exclamaban rendirse, como si supieran lo que iba a suceder.

La demora era cansada, no declinó, aunque los susurros insistían, no escuchó, quería verlo con sus propios ojos. Sus fuerzas empezaron a debilitarse, sus esperanzas a desvanecerse, pero no se dio por vencido.

Entre la neblina y el frio, podía ver remotamente la silueta de aquel que aguarda; las voces no lo dejaban en paz, pero jamás les puso atención. Era de día pero algo parecía no estar bien y se preguntaba: ¿Por qué parece de noche? ¿Por qué siento que el sol me traicionó?

A pesar del engaño, a pesar de no sentir calor, aquella sombra detrás de la bruma era lo que quedaba, entendió que tenía que seguir adelante, dejar la oscuridad, para nunca volver a quedarse en el mismo lugar.



Allan E. León
Escritor apasionado por las letras