- La Historia Jamás Contada -
No dejó de sorprenderme ayer, buscando bajo el encabezado “literatura
de misterios reales”, que todos los resultados arrojados se refirieran exclusivamente
a obras de ficción, como si el Misterio mismo no existiera más que en la
imaginación de los narradores. Una indicación elocuente de cuán separados
estamos, por simple convencionalismo, de esa parte de la realidad que el Poder aún
no ha sido capaz de administrar.
Mi intención era tan sólo contar con un esquema histórico sobre
la aparición y eventual evolución de las revistas y libros serios sobre esta
temática, cuáles eran sus tópicos más comunes y a qué sectores específicos de la
población se dirigían según la edad, procedencia social, escolaridad, etc. No
otra cosa que la demografía en una especie de mercadotecnia hipotética.
Pero la anécdota me ha llevado a pensar con más detenimiento
el asunto, al demostrarme lo objetivamente limitados que estamos cuando de
salir de nuestra condición -en este caso, ideológica- de facto se trata. Es
decir, que esta aparente nimiedad nos da cuenta del alcance político de la
CENSURA, aunque light, nada inocente, que se ejerce -y ejercemos- sobre estas
vías alternas que, cuando menos, nos permiten ir más allá, así sea
imaginariamente, de lo establecido. (De ahí la potencia política contenida en
la icónica frase: “l'imagination au pouvoir!”.)
Así que, adentrándonos en el Misterio “real”, nos
convertimos en seguida en disidentes políticos: ésta era la razón de la
persecución, por parte de las Iglesias establecidas, de los visionarios que no se
ponían inmediatamente a su servicio, sin importar sus buenas -o malas-
intenciones, la influencia que pudieran ejercer sobre otros o su salud mental,
pues habían dado con un pasadizo secreto por el cual podían eludir cualquier
tipo de conminación a someterse a la Autoridad.
Y en este punto ya resulta irrelevante si tal o cual
Misterio es de alguna manera real o tan sólo un autoengaño, una ficción que se
trata de hacer pasar por realidad a uno mismo o a los demás, pues se ha
convertido prácticamente en una forma de protesta, dando origen a una CONTRACULTURA,
llevándonos en consecuencia a tratar de ubicar fuentes diferentes, más confiables,
pero… ¿dónde encontrarlas?
La forma inmediata es acudir a los viejos misterios
familiares antes que embarcarse en la investigación de informes procedentes de
la industria mediática, incluyendo, por supuesto, la editorial. Si ya se posee
un aceptable conocimiento o experiencia en estos temas, no será difícil, al
reconsiderar los misterios locales de siempre, aparentemente “simplones” para
nuestro gusto, hallar patrones y relaciones significativas que podrán entonces documentarse
apropiadamente, constituyendo el punto de partida de una nueva LITERATURA DE
MISTERIOS REALES de la que podremos estar razonablemente seguros de no ser
(auto)engañosa.
Lo que sucedió en este campo favorito, fue que nos volvimos demasiado
consumistas y, por ende, conformistas, dejando que fueran otros quienes establecieran
los criterios de lo REAL y lo FICTICIO. Pero, como en todas las cosas, la mejor
forma de empezar, incluso de nuevo, es simplemente... ¡POR EL PRINCIPIO!
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: www.labitacoradeltigre.com