- La Historia Jamás Contada -
Algo común en la cultura política pop actual, es asociar la “Izquierda”
con los pobres o desposeídos y éstos con el “pueblo”, de modo que un
pensamiento, candidato, Partido político o Movimiento que se defina a sí mismo como
“izquierdista”, no puede menos que tomarlos como referencia en su lucha -sea
cual fuere la forma que tome ésta- o, cuando menos, su DISCURSO, sobre todo en
una campaña electoral.
Un sobreentendido que conduce a muchos equívocos, pues todo
aquello que no coincida con el estereotipo de “pobre”, será tomado inmediatamente
como una traición a los principios inherentes a la denominación, lo que
suele conducir con frecuencia a no por involuntarias menos divertidas comedias
de errores, de las que no faltan ejemplos, alguno muy reciente, en la picaresca
política.
Por eso conviene PRECISAR qué es propiamente lo “de
Izquierda”, no sin antes tratar de establecer cuál podría ser el origen de esa
amalgama ideológica que, “indeleblemente” impresa en el imaginario popular, es responsable
de una cadena, al final no tan inocente, de malentendidos.
Reconociendo que no es un caso exclusivo de nuestro País ni
mucho menos, en lo particular encontró aquí su fijación definitiva en la
práctica política del Partido que se dijo el “heredero” de una Revolución cuyo
objetivo era redimir a los pobres de su triste condición, es decir, que no lo
fueran más, lo que obviamente no consiguió.
Fue así como instauró como su ideología de legitimación el
mito de una “identidad nacional” que tendría PRECISAMENTE en los pobres su
expresión arquetípica, el modelo a que debía tender todo mexicano bien nacido, alejándose
conscientemente de cualquier similitud con el estilo de vida característico de
la otrora clase dominante, desde ropas y habitaciones hasta aficiones y
entretenimientos, pasando por las relaciones personales y, por supuesto, la CULTURA. Todo
debía ser ahora “popular”, es decir, propio de pobres, con una galería creada ex professo en la cual pudieran surtirse todos los suficientemente angustiados de no
ser lo suficientemente “nacionalistas” (¿?).
Sobre esta base conceptual vino a implantarse y germinar una OPOSICIÓN política que, mimetizándose con el “pueblo” tal como lo definía el Partido de
Estado, nunca pudo remontar críticamente su propia sujeción ideológica y
transformarse en la vanguardia de una sociedad cualitativamente diferente, en
la que los frutos del avance material, tecnológico y cultural de la Humanidad no
fueran ya posesión exclusiva de una clase hegemónica, sino un conjunto de
bienes compartido por todos: la SOCIALIZACIÓN DE LA RIQUEZA SOCIAL, ni más ni
menos.
“No se puede socializar la miseria”, habría escrito Marx en
alguna ocasión. Y, efectivamente, el Socialismo, que es el contenido concreto
que anima el pensamiento y acción “de Izquierda”, se refiere a extender a toda la
sociedad lo que de mejor haya producido la Historia en todos los órdenes.
Pretender que ser “de Izquierda” es vivir -o aparentar hacerlo- como pobres o,
peor aún, obligar a todos a serlo, es no haber comprendido nada el asunto.
O tal vez se trate de algo más simple: transferir la riqueza
de todos, sean ricos, pobres o clasemedieros, a los nuevos amos del Estado y
que por fin todos sean iguales, pero en la POBREZA.
¿Qué explicación les parece
la más adecuada, amables lectores?
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: rincondelrecado.blogspot.com