24 de julio de 2018
Después de tanto trajín y vaivén
el tiempo me cambió,
renuncié cambiar a los demás
y a lo que no puedo cambiar.
Adiós a la confrontación,
¡bienvenida la aceptación!
Así empiezo la última parte de la rota:
sólo puedo cambiarme a mí mismo.
Secreto caro que consume vidas:
nadie puede cambiar a otro,
pero sí contagiar, conmover,
estremecer con el propio ejemplo
y con la verdad
para que nada siga igual.
Lo demás es ilusión.
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Imagen: capacitaccionchile.wordpress.com