28 de mayo de 2018
México, a principios del Siglo XIX, estaba luchando por su Independencia, y si había problemas para la enseñanza médica era más difícil pensar en organizar la profesión dental.
Ya posterior a su independencia no fue sencillo reorganizar al país, y no es sino hasta el año de 1841, cuando por primera vez surge una Ley para la regularización del ejercicio de la profesión. De esta forma los dentistas que en esta fecha llegaron a México eran franceses y fueron los primeros que legalizaron su práctica. Éstos ahora transmitían sus conocimientos a quienes se lo solicitaban, para que posteriormente se legalizara la práctica.
El título para poder ejercer lo otorgaba el Consejo Superior de Salubridad, que sustituyó al Protomedicato. Previo a un examen que se efectuaba en el Establecimiento de Ciencias Médicas, y lo hacían los médicos. Esto prevaleció el resto del siglo, sin embargo, para fines de éste, la situación de la enseñanza dental comienza a presentar cambios importantes como son que vienen a ejercer a México muchos dentistas norteamericanos, formados ya en escuelas norteamericanas dentales y al ver aquí que la enseñanza de la profesión no estaba organizada, algunos se aventuran a la idea de organizarla de manera similar cómo surgió la odontología en su país, toman la iniciativa de hacer publicaciones, crear una Sociedad y culminar con la creación de una escuela.
Es en el año de 1880 cuando el estadounidense Eduardo Clay Wise, junto con un mexicano, Tobía Núñez, envían un oficio al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, en donde dan sus razones por la que creen necesario establecer en México una Escuela Dental, solicitan para tal propósito un local. A la par de esta solicitud, aparece un reporte del surgimiento de una publicación denominada “El bazar Mexicano y la Odontología”, periódico cuyo director fue el mismo Wise, que solicita la creación de la Escuela Dental.
Posterior a ésta, en 1881, surgen otras dos publicaciones por el Sr. Leiter, una es un folleto intitulado “Ligeras nociones prácticas sobre los dientes” y la otra es un opúsculo denominado “Los dientes”.
En 1887 se edita la revista “El Arte Dental”, su director es un mexicano Alfonso M. Brito. Y al mismo tiempo se crea una Sociedad Dental, que se denominó: “Sociedad Odontológica”, presidida por el mismo Brito. En este escenario de Sociedades y publicaciones, a solicitud del Presidente de la República, en mayo de 1887, se promueve una reforma general en los estudios de la Escuela de Medicina, en donde se pretende reorganizar las escuelas profesionales, por tal motivo, el Supremo Magistrado designa a los doctores: Eduardo Liceaga, Rafael Lavista y Francisco Chacón, para formular el proyecto en los estudios de medicina y para los dentistas se propone otra Comisión formada por los doctores Nicolás Ramírez de Arellano, Miguel Cordero y José Ramos. Este proyecto culmina diez años después con la ley expedida el 15 de diciembre de 1897.
A pesar de que ya había una Comisión para organizar los estudios de dentista, se envían varios oficios, dirigidos al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública y solicitando al Presidente de la República, la creación de la escuela, dicha petición, en este caso la hace Pedro Calvo y Castellanos, se graduó en Cirugía Dental en el Colegio de Pensilvania, EUA. En este proyecto se pide se funde un “Colegio de Cirujanos Dentistas”, éste debía estar bajo la protección del Gobierno.
Museo de Odontología de la BUAP.
Imagen: almaleonor.wordpress.com