lunes, 28 de mayo de 2018

¡Libérate del mono que te impone su forma de vida! (Artículo)


27 de mayo de 2018

“Nadie es suficientemente docto para imponer su forma de vida a otro”.
Abel Pérez Rojas.

Tan malo es que tratemos de imponer nuestra forma de vida a los demás, como malo es que nuestra vida esté dirigida por alguno o algunos que se sienten expertos en decirnos e imponernos cómo se debe vivir.


El tratar que los demás vivan como nosotros no es sólo una cuestión de buena o mala fe, casi siempre se debe a la ignorancia que nos impide ver que hay muchas otras formas de vivir.

Hay tantísimas formas de vida que por ello hay infinidad de culturas, de costumbres y de tradiciones que han dejado su huella en la historia regional de los distintos pueblos. Por eso viajar ilustra y nos abre al mundo.

Eso que llamamos forma de vida es una construcción compleja de múltiples factores, pero que simplificamos en elementos básicos, como el comer, convivir, vestir, etc.

Bien haríamos si nos detenemos a pensar porqué vivimos como lo hacemos, qué ha moldeado nuestra vida en sociedad y cómo la sociedad en su conjunto es fruto de una larga historia que a veces se olvida o desliga de nuestros días.

Lo que podemos deducir en el ámbito social también podemos aprenderlo si nos sumergimos en la historia de vida de cada quien.

Cada uno de nosotros tiene una historia desconocida en gran medida por quienes nos rodean, aún por los seres más cercanos, con mucha más razón para quienes sólo nos han tratado superficialmente.

Ni nosotros mismos conocemos íntegramente nuestra historia, gran parte de nuestra vida la sabemos sólo gracias a los testimonios de quienes estuvieron a nuestro lado; por ello es parcial y en constante cambio.

Antes de prejuzgar o de intentar intervenir en los asuntos de los demás tenemos que trabajar más con nosotros mismos y con nuestro entorno para no cometer barbaridades cuyos efectos no nos dejen en paz.

A propósito de lo que vengo abordando, te comparto el brevísimo cuento El mono que salvó un pez, autoría del afamado Anthony de Mello:


«¿Qué demonios estás haciendo?», le pregunté al mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.

«Estoy salvándole de perecer ahogado», me respondió.

Lo que para uno es comida, es veneno para otro. El sol, que permite ver al águila, ciega al búho.



Breve, brevísimas las líneas de este cuento, pero de esencia brillante.

Está claro que el mono es aquel que impone en el otro o se impone a sí mismo lo que cree saber perfectamente, aún a costa de una vida que cree comprender perfectamente a partir de su propia historia de vida.


El mono es el hombre o la institución salvaje que se cree docta en la vida y por ello se siente con la suficiente estatura para decidir lo que es bueno para los demás.


Esa actitud retratada en el mono es la misma que ha ocasionado guerras fratricidas, linchamientos, contrarreformas, esclavitud e intolerancia.

Ese mono habita dentro de nosotros y por ello nos somete y esclaviza, pero también es aquel o aquellos que imponen la forma de pensar que se les plazca a través del mercado, de los medios masivos de control, en particular de la fe.

Es necesario darse cuenta del sometimiento al cual estamos sujetos y de las distintas vías para liberarse.

Es vital hacer algo diariamente -aún en las cosas más pequeñas- para liberarse y tratar de contribuir en la emancipación de los demás.

Vale la pena darse cuenta. Vale la pena intentarlo. ¿Estás dispuesto?



Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com.



Imagen: ay-vecino.blogspot.mx