- La Historia Jamás Contada -
La Democracia, tal como se practica –y predica- ahora, en el
mejor de los casos es tan sólo una de Partidos, en la que éstos, partiendo de
sus plataformas de principios, pasando por sus programas de gobierno y llegando,
por supuesto, a sus CANDIDATOS, son presentados como las opciones a elegir por
los votantes, pero ya como objetos acabados, sin posibilidad de que a posteriori
sus electores intervengan en la modificación o ajuste fino de cualquiera de sus
componentes doctrinarios o personales.
Es lo que se ha dado en llamar, con toda justificación,
PARTIDOCRACIA, en la que el ciudadano común queda reducido a mero consumidor
pasivo que no cuenta sino con dos opciones: tomar lo que le ofrecen tal como está
o no tomarlo. Es decir, su personal elección queda doblemente mediatizada al
depender no sólo de que ésta coincida con la mayoritaria sino que, incluso así,
“su” victoria resulta indefinida, por decir lo menos. No otra cosa que el vicio
de origen de la llamada “democracia representativa”, pero reforzado por una
representación formal poco menos que casual, de la que no existe razonable
certeza en cuanto a sus antecedentes o propósitos una vez en el Poder, con los
gravísimos riesgos que esto comporta. (Como se leía en una portada de revista
argentina hace algunas décadas: “Usted me votó: ¡ahora jódase!”)
Como mínimo, cada Partido tendría que: 1. Representar los
intereses y aspiraciones de una PARTE definida de la población, como de hecho
era su significado original: “el partido del rey”, “el partido del pueblo”,
etc. y 2. Poseer una relación vinculante –“encadenante”- con el subconjunto
social del que proviene, de modo que exista una continua realimentación –feedback-
entre uno y otro.
Mientras que en los términos actuales, ya no son discernibles
ni la correspondencia entre el Partido y su base social, ni la capacidad de
esta última para acrecentar o menguar el poder de aquél, pues ambos entes se
han desvinculado. En otras palabras, los Partidos se han autonomizado respecto a
su origen históricosocial, una de cuyas consecuencias más notorias es la
imposibilidad de distinguir uno de otro recurriendo a etiquetas tradicionales como
“Izquierda” o “Derecha”, que deja perplejos a quienes intentan por lo menos tomar
una decisión acorde a su propia ideología. (Otra no menor son las alianzas
inauditas que tienen lugar entre ellos.)
Tan inocultable es ya esta incongruencia, que los oficiosos
organizadores maestros de todo el proceso se sacaron de la manga una nueva
categoría: los candidatos independientes, para atraer nuevamente a los ya
numerosos incrédulos en el sistema de Partidos, pero con tan arbitrarias
limitaciones, que dan claramente a entender que nunca antes habían considerado
siquiera esta posibilidad, como diligentes propulsores de la maquinita (de
juguete) electoral que siempre fueron.
Estamos, pues, ante un límite objetivo de la legitimidad de cualquier
Gobierno emanado de este sistema, que no se desvanecerá con tan sólo aplicarle
un toque de maquillaje “democrático”, como ingenuamente creyeron algunas vez,
allá por mediados de los años 70, los “genios” (¿?) creadores de la doctrina de
la gobernabilidad de las democracias, sino que exige un replanteamiento total
de la cuestión.
Aunque ya en este momento puede afirmarse que la solución
pasará necesariamente por devolver a los Partidos su componente ciudadano
activo –y conflictivo-, de modo que la lucha electoral partidaria sea también
las de los propios electores por sus motivos concretos y ya no el acto ritual de
tomar partido por algún Inmortal del Olimpo –esto es, la casta o clase
política- con la esperanza de ser recompensados pródigamente cuando éste acceda
a su trono, cuando es bien sabido que a los Dioses no les importan los humanos
más que cuando de éstos depende su llegada o permanencia en las alturas...
Así que, ya en el punto, sólo resta agregar que… SE ACEPTAN
SUGERENCIAS para lograrlo.
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: tenejapanboy.files.wordpress.com
Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.
Imagen: tenejapanboy.files.wordpress.com