viernes, 26 de enero de 2018

Historial de una homofobia







                           








                                 I
Hipócritas y cobardes voces ocultas me suicidan
 Susurrando su cruel bestialidad.  Sádica barbarie.
 Sadismo voraz. Infame y Perversa hostilidad.

Cada palabra es vil   e infame carcelario juez

Que me hace sudar una zozobra lacerante
Cuando su voz dispara señalando un paredón
Mientras apuntala con su dedo su rechazo:
Paranoia absoluta que obliga a sentirme
Desarraigado y mudo para con la vida misma.
¡La palabra se inhibe, se refrena y ya se oxida
Sabiendo, de antemano, que mis delicadas formas
Son el detonante de su sanguinaria y vil perversidad!


 Y ante la inmunda y vulgar detracción a una endeble
Y enervante infancia, que se desgarra en una decaída
 Y amarga puericia atormentada, únicamente se transpira
 La angustia de un hiperbólico terror que se desangra
 Entre las enmohecidas paredes de un hogar desvencijado,
 Donde me socaban descuartizando cada intersticio de mi piel:
Vergüenza oculta de un secreto a voces que se envenena
En el acontecer de un cotidiano e inherente oprobio familiar.

                                           II
Infancia desgarrada que se descuartiza convulsionando
Ante las voces de una angustia que ilusa ya se asfixia 
Sabiendo que huir es la única alternativa de sobrevivir
A la inesperada reacción de un padre que me aterra.   

Desolación pesimista e inmunda lejanía son el bastión
Que me sostuvo para continuar la agria y amarga senda
Donde el tiempo se arruga en un reloj y cada paisaje es,
Sin excepción alguna, el hábitat de otras voces
Que con sus criticas laceran vilmente mi memoria.

¿Soy acaso la inmunda bazofia asqueante de una sociedad?
 ¿Qué culpa tengo yo cuando ser una divergencia diferente
 No fue una decisión sino el plus que la existencia misma
 Me dejó como ineludible broquel para enfrentar la vida? 
 ¿Existe mayor cobarde que aquel que tras susurros
Se escuda cotidianamente para lacerar con cruel sadismo
A un espejo que les muestra la valiente hombría de ser?

                            III
¡La fatalidad es la puerta que transmuta al mismo ser,
 Y gestando la alquimia el terror se tornó armamento ineludible
 Que me hizo viril para enfrentar la cobardía que, en la penumbra,
 Juzga criticando tras la hipocresía pusilánime que le reviste!

¡Una vulgar y pestilente sociedad, que tan sólo repite
 Mecánicamente paradigmas, lacera a quienes manifiestan 
Otra alternativa sin detenerse a pensar que sólo somos
 La evidencia de una potencialidad que sin duda les aterra!

¡En un mundo donde la ignorancia de la unidad
Es la causa de su discrepancia, los conflictos sociales
No se detendrán hasta el día que comprendamos 
Que el otro es tan sólo la extensión de nosotros mismos!

Juan Carlos Martínez Parra