miércoles, 27 de diciembre de 2017

Moda descalza


- La Historia Jamás Contada -

Un aspecto del barefooting que ha venido redescubriéndose recientemente, con el gradual renacimiento de esta práctica luego de 35 años de su virtual extinción en las ciudades, es cómo vestirse adecuadamente –como cada uno lo entienda- sin dejar por ello de estar descalzo. Algo ciertamente inaudito para los que asocian descalcez con pobreza (extrema), un prejuicio o racionalización bastante común entre gente que se considera a sí misma más “afortunada” (¿?).

Pero el hecho de no vestirse convencionalmente de cualquier manera, sea por no usar las prendas apropiadas -¿para quién?- o dejar intencionadamente descubiertas ciertas partes del cuerpo –como los pies-, sólo denota un gusto o preferencia personal, resultando ocioso buscar una causa externa que obligara al sujeto a hacerlo así, aún contra su voluntad o deseo.

Un interesante debate al respecto tuvo lugar en un Foro cuando una madre barefooter que vivía entonces del seguro de desempleo, insistía que en esas condiciones económicas no podía andar descalza -como a ella le gustaba- para no ser blanco de las habladurías de la gente, como los compañeros de sus hijos y sus padres. Un elocuente ejemplo del poder de la ideología (dominante) sobre el individuo, que lo hace renegar de sus propias convicciones.

Conforme las sociedades se secularizan –esto es, se apartan de ideologías corporativas como la religión y similares-, más y más aspectos de la vida del individuo van quedando a su entera discreción, permitiéndole así construir un estilo de vida propio, el que le sea más cómodo, conveniente o placentero, en todos los aspectos de la cotidianidad, entre ellos el de cómo presentarse a sí mismos ante los demás, que constituye el sustrato subjetivo de la MODA.

Escribí al principio que esto sólo se redescubría, pues en las sociedades donde estar descalzo no es tabú, más que vestir –cubrir- compulsivamente los pies se trata, por el contrario, de destacarlos mediante algún artificio, sea directamente en ellos o por el efecto de conjunto de la vestimenta, como puede observarse todavía en algunas culturas ancestrales, como la india -de la India-.

Un concepto que se retoma actualmente en las barefoot sandals, sandalias sin suela que van desde una o dos sencillas correas que parten del tobillo a usualmente al segundo dedo del pie, hasta primorosos diseños de filigrana que llegan hasta a exhibir joyas engastadas. Asimismo los anillos –toe rings- y hasta zapatos… ¡pintados! Todo desde una sana actitud de aceptación también de estas partes del cuerpo, a despacho del extraño pudor que quisiera ocultarlas.

En cuanto a qué vestuario usar para lucir los pies desnudos, sólo la imaginación es el límite, quedando tanto a descalcistas dedicados como a modistas profesionales, hombres y mujeres por igual, dedicar parte de su capacidad creativa y habilidad al diseño de ropa que integre armoniosamente aquéllos al resto de la apariencia corporal, en una MODA DESCALZA que no desmerezca frente a la otras.

(Publicado originalmente en Sabersinfin el 30 de abril de 2016)

Fernando Acosta Reyes (@ferstarey) es fundador de la Sociedad Investigadora de lo Extraño (SIDLE), músico profesional y estudioso de los comportamientos sociales.

Imagen: hellomay.com