martes, 31 de octubre de 2017

“No corro, no grito, no empujo”


Los terremotos son inspectores de la honestidad arquitectónica.
Juan Villoro 

Un día como hoy, 17 de septiembre, del año 1007 a 25 km al sudoeste de Bagdad (Irak), un terremoto deja 16,000 muertos, el mismo día pero en el año 1303, en Shanxi, China, sucede un violento terremoto de magnitud 8 en la escala de Richter, dejando un saldo de entre 200,000 y 500,000 muertos. 


Entre los sismos más mortíferos que se han presentado en el mundo podemos mencionar el de Chile del 22 de mayo de 1960, en donde un terremoto de magnitud 9.5 dejó un saldo de por lo menos 1,716 personas muertas; el 27 de marzo de 1964, un terremoto de magnitud 9.2 en Prince William Sound, Alaska, provocó la muerte de 128 personas; el 26 de diciembre de 2004, frente a la isla de Sumatra un sismo de magnitud 9.1 provocó un tsunami que mató a 226,000 personas en 12 países; el 13 de agosto de 1868, en Arica, Perú (ahora Chile), un terremoto de magnitud 9 generó maremotos catastróficos produciendo más de 25,000 personas muertas. 
Retrocediendo un poco en el tiempo tenemos que el 26 de enero de 1700, un terremoto de magnitud 9.0 estremece el norte de California, Oregón, Washington y la Columbia Británica en Canadá, provoca un tsunami que causa destrozos en aldeas japonesas. Y así podríamos continuar mencionando las magnitudes y el número de muertos provocados por otros sismos, pero lo anterior nos da idea de la devastación que provocan los movimientos telúricos.
Lo anterior viene al caso porque el viernes 07 de septiembre de 2017 el Servicio Sismológico Nacional (SSN) reportó un sismo con magnitud 8.2 localizado en las cercanías de Pijijiapan, en el estado de Chiapas. El sismo, ocurrido a las 23:49 horas, fue sentido en el sur y centro del país. Los efectos de este sismo en el estado de Puebla no tuvieron mayores consecuencias, no así en los estados de Chiapas, Oaxaca y Tabasco en los que se lamentaron pérdidas de vidas humanas y destrucción total de varias poblaciones. 
Una de las indicaciones para evacuar de manera ordenada los inmuebles durante los temblores y producir un menor número de víctimas es: No corro, no grito y no empujo; La realidad es que cuando se presenta un sismo no respetamos estas indicaciones. Lo primero que hacemos al sentir un temblor es todo lo contrario de lo enunciado anteriormente ya que entramos en pánico y tratamos de salir de donde nos encontramos sin importar lo que ocurra a nuestro alrededor. 
¿Por qué la importancia de estos 3 conceptos básicos: No correr, no gritar y no empujar? Estos preceptos se empiezan a usar en México después del miedo nacido tras el terremoto del jueves 19 de septiembre de 1985 (con magnitud de 8.1), frases que estaban dibujadas en los muros más visibles de los edificios públicos y escolares. Estos 3 conceptos básicos lo que pretenden es inculcar autocontrol y no promover el pánico, sin embargo nuestra experiencia en temblores hacen, como se dice vulgarmente, que nos valgan, ya que lo primero que hacemos durante un sismo es gritar: ¡Está temblando!, es así como rompemos la regla y comenzamos a causar pánico en nosotros mismo y en los demás.
Posteriormente nuestra reacción es tratar de salir corriendo. ¿Dónde quedó el replegarse a la pared, meterse bajo la mesa, ir a la columna más cercana, quedarse parado en el marco de la puerta o aplicar el triángulo de vida? Existen muchos debates sobre qué zonas son seguras, la realidad es que las zonas seguras deben estar marcadas desde la construcción del edificio y la evacuación dependerá del piso en el que te encuentres. 
Mientras la gente desaloja un edificio mientras está temblando, la frase ¡No empujo! Nos sigue valiendo ya que durante el desalojo hay quienes corren desesperados en las escaleras y les molesta que las personas no puedan bajar rápido, así que deciden empujar para pasar. Esto no es recomendable ya que generalmente después o durante el sismo las personas están estresadas y no sabemos cómo puedan reaccionar a un contacto físico de este tipo y en esta situación.
Es por ello, amable lector, que el hacer caso a esas indicaciones hará que, además de controlar nuestro miedo, podamos actuar en caso de que la situación se complique y en donde quiera que nos encontremos necesitamos identificar los puntos seguros del piso en el que estemos y las salidas de emergencia. 
Durante un sismo, además, es necesario hacer caso a las indicaciones de las brigadas destinadas para estas eventualidades ya que han sido capacitados para organizar a los demás. 

Jorge Rodriguez y Morgado 2Twitter @jarymorgado
jarymorgado@yahoo.com.mx
conoSERbien; www.sabersinfin.com