martes, 31 de octubre de 2017

Los concilios ecuménicos



El poder de las armas y el predominio político de nada sirven para una feliz solución de los graves problemas que les afligen
Juan XXIII –Concilio Vaticano II


Un día como hoy, 8 de octubre, del año 451 da inicio el cuarto concilio ecuménico de la Cristiandad en Calcedonia, ciudad de Bitinia, en Asia Menor. Las definiciones dogmáticas de los concilios fueron desde entonces reconocidas como infalibles por la Iglesia católica y por la Iglesia ortodoxa. 
Un concilio ecuménico es una asamblea a la que son convocados todos los obispos para decidir sobre algún asunto de dogma o de disciplina y proclamarla. El término concilio proviene del latín concilium, que significa “asamblea” y ecuménico, también del latín oecumenicum –“que se extiende a todo el mundo”, que pertenece a toda la tierra habitada, esto con la idea de universal. 
Los concilios ecuménicos se dividen en dos grupos: griegos y latinos, según hayan tenido lugar en Oriente u Occidente. Los concilios griegos fueron convocados por los emperadores de la época. Los concilios latinos fueron convocados por los papas. Se tiene una lista de veintiún concilios realizados hasta la fecha.
El primer concilio que se conoce en la historia de la Iglesia Católica (que con frecuencia aparece como modelo y que no forma parte de esta lista) es el llamado Concilio de Jerusalem, celebrado alrededor del año 49 d.C. en el que los participantes fueron San Pedro, San Pablo y Santiago y el Obispo de Jerusalem. Este concilio al no imponer la Ley judía a los que se convertían al cristianismo, la Iglesia Católica, se volvió universal ya que marcó la desvinculación del cristianismo del judaísmo y confirmó para siempre el ingreso de los gentiles (no judíos) en la cristiandad. 
Entre las conclusiones más notables de algunos de los 21 concilios se puede apreciar que en el primer concilio, el de Nicea (año 325), se formula el símbolo niceno o lo que conocemos como la oración del Credo, así como la fijación de la fecha para celebrar la Pascua de Resurrección. En el tercer Concilio, el de Éfeso (431), se proclamó la maternidad divina de María. En el quinto concilio (Segundo de Constantinopla, 553) se confirma la doctrina sobre la Trinidad, la divinidad de Jesucristo y maternidad divina de María. 
Para el año 787 en el séptimo Concilio Segundo de Nicea, se define la legitimidad del culto a las imágenes sagradas. En el noveno concilio, Primero de Letrán (del año 1123 al 1124), se ocupó de la simonía (intención de negociar con cosas espirituales), el celibato y el incesto. En el décimo concilio o segundo de Letrán (1139) se afrontó el delicado asunto de los falsos pontífices, la usura, las falsas penitencias y los falsos sacramentos, aquí se establece el volver obligatorio el celibato para el clero en la Iglesia Occidental. El concilio primero de Lyon (1245) o décimo tercero, no tuvo como propósito el tratar asuntos dogmáticos, sino problemas morales y disciplinares de la iglesia. En el décimo cuarto concilio, segundo de Lyon (1274), se trató de unificar la iglesia griega separada de Roma y se establece el concepto de “Purgatorio”. El Concilio de Viena (1311 a 1312) abolió la orden de los Templarios. En el Concilio de Florencia (1431), el décimo séptimo, se logró la unión de armenios y jacobitas con la iglesia de Roma. 
Los siguientes concilios fueron más específicos ya que en el Concilio Quinto de Letran (1512), décimo octavo de la lista, tuvo como tema principal la reforma de la Iglesia. El décimo noveno o Concilio Trento (1545 al 1563) se ocupó del Decreto sobre la justificación, el de los Sacramentos, el de la Eucaristía, el Canon de la Sagradas Escrituras e infinidad de disposiciones disciplinares. El penúltimo concilio, el Vaticano I (1869 a 1870), condena el Racionalismo, el Naturalismo y el Modernismo y trata sobre la Primacía del Papa y de la infalibilidad papal en la definición expresa de doctrinas de fe y de costumbres.
El último concilio ecuménico de la Iglesia católica, el número 21,  tuvo lugar entre 1962 y 1965 en el Vaticano. Conocido como Concilio Vaticano II, su convocatoria corrió por cuenta de Juan XXIII, a cargo de presidir la primera etapa, mientras que las últimas sesiones fueron lideradas por Pablo VI. Este concilio es una apertura al mundo moderno, se reforma la Liturgia y se discute sobre la libertad religiosa.
Como podrá apreciar, amable lector, los concilios han dado pauta a los grandes dogmas que la comunidad católica profesa.   

Jorge Rodriguez y Morgado 2Twitter @jarymorgado
jarymorgado@yahoo.com.mx
conoSERbien; www.sabersinfin.com