martes, 31 de octubre de 2017

La Batalla De Patay


 La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.

Napoleón Bonaparte


Un día como hoy, 18 de junio, pero del año 1429, los franceses liderados por una joven de 17 años -Juana de Arco- vencen al ejército inglés, en Francia, en la Batalla de Patay -población situada en la región Centro, en el distrito de Orleans. Enfrentamiento que cambió en forma decisiva el curso de la famosa guerra de los Cien Años (1337-1453), que hasta aquel momento favorecía a los ingleses, ya que permitió que los franceses pudieran eliminar a un ejército de entre 2,500 y 4,000 de los temidos arqueros equipados con gigantescos arcos de dos metros de alto, los cuales habían sido la clave de todas las victorias inglesas hasta ese momento.

Patay significó la única batalla en campo abierto de toda la campaña de Juana de Arco, adolescente que confesó a los trece años haber visto a San Miguel, a Santa Catalina y a Santa Margarita, y declaró que sus voces la exhortaban a llevar una vida devota y piadosa. Unos años más tarde, se sintió llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta: dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims -Carlos VII de Francia y expulsar a los ingleses del país.

Juana de Arco (1412 – 1431), heroína, militar y santa francesa, conocida también con el nombre de la Doncella de Orleans, nació en el seno de una familia campesina acomodada. Sus padres fueron Jacques D´Arc e Isabelle Romée. Fue la tercera de 5 hijos y su infancia transcurrió durante el sangriento conflicto enmarcado en la guerra de los Cien Años que enfrentó a Carlos VII, primogénito de Carlos VI de Francia, con Enrique VI de Inglaterra por el trono francés lo que provocó la ocupación de buena parte del norte de Francia por las tropas inglesas y borgoñonas.

Juana encabezó el ejército real francés y convenció al rey Carlos VII de que expulsara a los ingleses de Francia, éste le confió el mando de un ejército de cinco mil hombres y le dio autoridad en el sitio de Orleans, la Batalla de Patay y otros enfrentamientos. Entre 1429 y 1430, realizó una serie de campañas victoriosas que franquearon al delfín el camino hacia Reims y permitieron su coronación como Carlos VII de Francia. Acabado su cometido, Juana dejó de oír sus voces interiores y pidió permiso para volver a casa, pero ante la insistencia continuó combatiendo, primero en el infructuoso ataque contra París de septiembre de 1429, y luego en el asedio de Compiegne, donde fue capturada por los borgoñones el 24 de mayo de 1430.

Entregada a los ingleses, Juana de Arco fue trasladada a Ruán y juzgada por un tribunal eclesiástico acusada de brujería, con el argumento de que las voces que le hablaban procedían del diablo, con lo cual se pretendía presentar a Carlos VII de Francia como seguidor de una bruja para desprestigiarlo. En las actas del proceso de Ruan, se observa de la declaración que Juana decía: “Yo tenía trece años cuando escuché una voz de Dios”. Añadió que “la primera vez que la escuchó notó una gran sensación de miedo”. A la pregunta de sus jueces, añadió que “esta voz venía del lado de la iglesia y que normalmente era acompañada de una gran claridad, que venía del mismo lado que la voz”. Cuando le preguntaron cómo creía que era aquella voz, ella respondió que le pareció muy noble, por lo que afirmó: “y yo creo que esta voz me ha sido enviada de parte de Dios”. Así pues, cuando la escuchó por tercera vez le pareció reconocer a un ángel. Y aunque a veces no la entendía demasiado bien, primero le aconsejó que frecuentara las iglesias y después que tenía que ir a Francia, sobre lo cual la empezó a presionar. Además esta voz la escuchaba unas dos o tres veces por semana. No mucho después, reveló otro de los mensajes clave que le envió: “Ella me decía que yo levantaría el asedio de Orleans”. Juana explicaría la misión que la voz le encomendó: “Liberar a Francia y así cumplir con la voluntad de Dios”.

Tras un proceso inquisitorial de tres meses, fue declarada culpable de herejía y hechicería; pese a que ella había defendido siempre su inocencia, acabó por retractarse de sus afirmaciones, lo cual permitió conmutar la inicial sentencia de muerte por la de cadena perpetua. Días más tarde, sin embargo, recusó la abjuración y reafirmó el origen divino de las voces que oía, por lo que, condenada a la hoguera, fue ejecutada el 30 de mayo de 1431 en la plaza del mercado viejo de Ruán.

Como podrá apreciar, amable lector, la vida de la Doncella de Orleans está ligada a un gran misticismo, ¿no lo cree así?.

Jorge Rodriguez y Morgado 2Jorge Rodriguez y Morgado 2Jorge Rodríguez y Morgado (jarymorgado@yahoo.com.mx) es catedrático universitario, conduce: ConoSERbien en Sabersinfin.com

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