La mayoría de las veces, solo tenemos una oportunidad de preparar a nuestros jóvenes para un futuro que nadie de nosotros puede predecir. Y, qué estamos haciendo con esa única oportunidad, se pregunta Stephen Covey, autor de libros como Los siete hábitos de la gente altamente efectiva y el Líder interior, entre otros títulos.
Un niño del municipio de Izúcar de Matamoros un día le pidió a su papá que le comprara un rebaño con 30 cabras porque iba a dejar de estudiar la primaria. Sus argumentos eran que sus tíos y vecinos, después de haber estudiado durante 16 años, no tenían un trabajo digno y que, sin embargo, durante el tiempo que a él faltaba por estudiar, sus cabras se podrían multiplicar por cientos.
Algunos estudios realizados por la Universidad Iberoamericana Puebla así como por algunos otros investigadores señalan que, en los últimos años, el salario promedio de los profesionistas titulados es muy semejante al salario mínimo general, aunque en años anteriores promediaba cerca de tres salarios mínimos.
“¿Qué otro regalo más grande y mejor se le puede ofrecer a la República, que la educación de nuestros jóvenes?”, escribió poco más de medio siglo antes de Cristo uno de los más importantes autores de la historia romana, Marco Tulio Cicerón
Lo anterior viene a colación porque en estos días, en la mayoría de las instituciones educativas del país se están realizando las clausuras de fin cursos que permiten a nuestros niños y jóvenes terminar una etapa en su vida académica e iniciar otras superiores.
Cuál carrera profesional y en qué escuela seguir, es una de las mayores preocupaciones de miles de padres de familia.
Sin tener una respuesta que resuelva estas inquietudes, me permití dirigirme a los 360 jóvenes que egresaron en la generación 2014-2017 del Centro de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios (CETIS) 104, quienes me hicieron el honor de invitarme de padrino.
Fue allí que felicité y reconocí el enorme esfuerzo que realizaron los padres y familiares de los egresados para lograr esta meta, una de las muchas que seguramente habrán de realizar. Agradecí también el apoyo y orientación de los maestros por todas sus valiosas enseñanzas e invité a los estudiantes a seguir adelante y a ser los mejores en todo lo que emprendan.
Les dije que para lograr lo anterior deberían identificar en qué son buenos, dedicarse a lo que son buenos y no competir contra nadie, porque la única competencia validad es contra uno mismo.
También señalé que deben identificar una visión intelectual, escrita y física pues no se puede lograr lo que no se ha imaginado. Las grandes realizaciones humanas primero fueron un pensamiento; la visión escrita es necesaria porque lo que no se puede escribir es muy difícil de ejecutar y/o mejorar; y, la visión física, ejecuta lo imaginado. Empezar a hacerlo, significa más del 70 por ciento del éxito.
Los urgí a ser los líderes que necesitamos. “Reafirmen su personalidad y carácter, desarrollen la capacidad de expresión y la capacidad de escuchar”, les dije. Esta tarea en realidad debe empezar desde los 5 años. Un líder es una persona que influye en la vida de los demás.
Asimismo, los invité a desarrollar y fortalecer todos los días la cultura del reconocimiento hacia los demás. Todos somos diferentes, todos tienen algunas aptitudes y actitudes mejores que las nuestras. ¡Qué nunca sea la descalificación lo primero que tengamos hacia los demás! ¡Qué nunca el éxito personal sea a costa de enlodar o destruir a los oponentes!
Lamentablemente la pobreza, el deterioro ambiental, la obesidad y el sobrepeso, la desigualdad social, la inseguridad pública, la contaminación del aire y del agua, el cambio climático y la sobrepesca de los mares, todavía son problemas que esperan ser atendidos y revertidos para hacer viable la vida de futras generaciones.
Por ello, los conminé a pensar en esta problemática pues, en la actualidad, se están esperando profesionistas mejor preparados, más pertinentes, con una mayor formación práctica, sentido común y capacidad de ejecución de proyectos reales que sean capaces de aportar al desarrollo de las comunidades y regiones.
La práctica de dar sin esperar, debe ser en su vida una de las máximas leyes del éxito. Para recibir primero hay que dar. Por ello hay que desarrollar una vida de servicio hacia nuestros semejantes, porque el que no vive para servir, no sirve para vivir.
Por todo esto, quiero desearles el mayor de los éxitos a todos los egresados de Contabilidad, Mecatrónica, Laboratorista Químico, Programación, Mecánica Industrial y Soporte y Mantenimiento de equipos de Cómputo, de esta institución así como a quienes se gradúan en otras.
Muchas Felicidades!!
Alberto Jiménez Merino. Director del Centro de Innovaciones Agroalimentarias y Tecnológicas
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Publicado originalmente en Saber
Sin Fin el 06 de julio de 2017