lunes, 30 de octubre de 2017

A La luz de un lupanar


A lo largo del camino las insulsas circunstancias marcan
La ruta de una soledad que sin duda denota
La eterna búsqueda por hallar en los escombros,
Alambiques de una sombra que se así misma se desnuda
Naciendo en una cotidianeidad que te desgasta.


Mientras tanto sólo escurren silabas que transpiran versos
A la esencia misma de nuestra propia ausencia…
Nadie nunca será aquí autor del pleno satisfacer de sus deseos.
Un eterno andar entre veredas y sembradíos:
El camino se transita al ritmo de la esperanza.
La adversidad es, sin duda, la humedad de las expectativas

Vivir sin conocer el rumbo ni determinar los pormenores,
Ilusionados por la calidez de una promesa renovada día a día,
Va forjando el sentido mismo de la ilusión desenfrenada.
Al compás de las hojas de cada día que al marchitarse se incorporan
Nadando en la sinrazón que les embarga… y de súbito
¡Oh tu presencia le da valor al camino y sus penurias!


Y es en ése lugar de podredumbre anónima donde nadie
Jamás sembraría una ilusión a la esperanza misma, 
Umbral enmohecido de una soledad que, entre caricias,
Acompasadas al ritmo sucio de insólitos jadeos, y donde
Nunca imagine hallar la respuesta a la sed que me embriagaba.

Caminando entre penumbras y desesperanzas,
Al ámbito de su propia dipsomanía mis manos avanzan
Rompiendo la frialdad de tu pudorosa indiferencia.
Las miradas se cruzan desnudándose a sí mismas,
Oscilación y desesperanza, la inseguridad y sus deseos.
Sed infinita que busca cobijarse entre penumbras.
Mis instintos se transmutan en la necesidad de tus caricias,
Angustia, emoción y desesperanza se desnudan solas
Rompiendo de súbito los parámetros de tu proxemia…
Toda soledad se rompe entre tus huellas,
Intrépidas caricias son entrelazadas en el ámbito de los deseos, 
Nudos envueltos de erotismo donde las parafilias y los fetiches
Ensimismados en su propia saciedad se ahogan:
Zoonosis donde lo sagrado se arropa de inmundicia.

Placeres y placebos, sueños que se oxidan, llaves y cerraduras,
Amores súbitos que en el anonimato se satisfacen mutuamente.
Remordimientos que se ahogan en su misma corrupción,
Razones extraviadas que al final son tan sólo una ilusión
Armando la esperanza de sembrar la semilla de un hogar.
Simplemente recorrer tus erógenos laberintos
En la embriaguez de un momento, mostraron la evidencia…
Cruel desamparo inevitable del alma que tan sólo 
Oxida con distractores y placebos, lujuria descarnada,
Noctámbulos amaneceres que en el anonimato previo
Optaron por entregarse sin las limitantes de una personalidad.
Cortando el incognito de esa sombra que nos dio, sin duda,
Cobijo amalgamado de una expectativa.
Indudablemente esa era la oportunidad revestida
En la ilusión convulsiva de detener la amarga soledad.
Rondaba con fermentadas sonrisas el intento de alcanzar
Oportunas caricias ya sin la investidura del incognito
Nombre que nos reviste de una aparente realidad.

En la plenitud del silencio, donde sólo unos oxidados azulejos
Nunca revestidos- paradoja infame- de la ilusa pulcritud

Las palabras emanaron de la juventud desnuda de tus labios.
Ósculo anhelante, abrazos y caricias a la espera,
Solicitando quitar las máculas con simple espuma, 
Bálsamo que intentaba deshojar la inmundicia de la culpa.
Arrancando la piel al tiempo y la distancia… miedo, entusiasmo,
Ninfomanía revestida de satiriasis era lo evidente en el contexto.
Otra vez mis manos se atrevieron a recorrer tu juventud.
Sin dudarlo abrieron nuevamente camino entre montes y colinas

Solos en medio de la multitud, desnudamos el alma 
Ansiando teñir cada quien su propio historial.
Nada detuvo la mezcla de erotismo teñido de desesperanza

Jamás imaginé que eras el frágil loto que, en el medio del lupanar,
Orgulloso se postrará manifestando la divina pureza engarzada
Al simple tacto de mis ilusiones, despertando también en mí esa analogía.
Que todo sucediera sin importar las consecuencias…
Una invitación simple sería trazar otro rumbo a la rutina,
Inclusive y a pesar de un rechazo contundente y desgarrador
Nunca dejarías de ser una refulgente flor de ese mismo lenocinio.