domingo, 3 de septiembre de 2017

No aceptes la ira ni la envidia, son de quien pertenecen (Artículo)


“Ni la envidia ni el rencor me pertenecen”.
Abel Pérez Rojas

Las envidias, el rencor, la ira y todas aquellas emociones perturbadoras son de quienes provienen, pero dejan de serlo cuando el otro -aquel a quien van dirigidas- les da entrada y las hace suyas. He ahí la clave: dejarlas pasar, no aprehenderlas.

Las emociones bien encauzadas nos permiten sortear peligros y estar alertas, pero cuando éstas dominan nuestros procesos superiores como el pensamiento, la razón y la intuición, nuestro ser queda a la deriva, va de un lado a otro como si se tratase de una frágil barca en medio del huracán.